El tributo de las bordadoras
Un grupo de mujeres del Albaicín realiza una réplica de la bandera republicana que sirvió para condenar a Mariana Pineda
Con tafetán morado y verde y madejas de hilo color encarnado han comenzado las bordadoras del Albaicín a saldar su particular deuda con una mujer convertida en leyenda, Mariana Pineda. Isabel, Cristina y Montserrat trabajan en el bordado de una bandera republicana igual a la que hace un siglo y medio los guardias del rey Fernando VII hallaron en casa de la heroína granadina, que fue ejecutada en el cadalso por tener en su poder "el signo más decisivo y terminante de un alzamiento contra la soberanía del rey y su gobierno monárquico y paternal".
Mariana Pineda encargó a las bordadoras del Albaicín la confección de una bandera que sirviera de insignia para la rebelión liberal que se gestaba en Andalucía. Las costureras,
chantajeadas y sobornadas por las autoridades, dejaron su trabajo a medio hacer y llevaron la prueba del delito a casa de la heroína liberal, a quien la monarquía deseaba apresar desde mucho tiempo atrás por su apoyo a la causa rebelde.
Las bordadoras de ahora también dejarán su trabajo a medias, para que la bandera sea expuesta en la casa museo de Mariana Pineda igual a como fue encontrada. Pero en los dos metros cuadrados de tela que estas mujeres han comenzado a bordar se podrán distinguir con claridad las palabras libertad, igualdad y ley que costaron la vida a la granadina.
En cada una de las letras de esas palabras, Isabel emplea entre ocho y once horas de trabajo intensivo en el que la buena vista y el pulso firme son elementos indispensables. Es su tributo a Mariana Pineda y a las bordadoras del Albaicín del siglo XIX, que también arriesgaron su libertad.
Las mujeres a las que el Ayuntamiento de Granada ha encargado este trabajo artesanal aceptaron el reto "porque es un proyecto precioso que viene directamente de la Concejalía de la Mujer", explicó Cristina Gutiérrez, la propietaria de la casa donde las costureras se reúnen para dar forma a la bandera.
Cristina fue la encargada de reunir al resto de mujeres bordadoras de entre sus vecinas del Albaicín. La primera que comenzó esta labor, Ángeles, ha tenido que dejar el bastidor en manos de Isabel porque la artrosis de sus manos le impedía trabajar con el mismo pulso y el mismo ritmo de hace años.
"No ha sido fácil encontrar candidatas para realizar la bandera, porque la gente joven ya no sabe de esto y las mayores hace mucho tiempo que no bordamos y tenemos muchos problemas físicos para pasar tantas horas trabajando", relataba Cristina.
Montserrat se ha encargado de realizar los moldes de las letras, para lo que ha tenido que realizar un trabajo de búsqueda de la tipografía más común en 1830. Posteriormente, Cristina ha hilvanado los bordes de esas letras en el tafetán para que Isabel borde después su interior.
Esta mujer tiene ahora un largo, silencioso y desinteresado trabajo por delante. Para compaginarlo con sus labores domésticas, Isabel borda de madrugada. "A las seis de la mañana, y a veces antes, estoy delante del bastidor", asegura.
Esta vecina del Albaicín comenzó a bordar a los ocho años, cuando las monjas del colegio Divino Maestro le enseñaron esta tarea que ahora le servirá para confeccionar la réplica de una pieza histórica y de paso homenajear a las antiguas bordadoras de su barrio.
El "menosprecio" del maestro
La preparación de esta bandera republicana se debe a la voluntad del Ayuntamiento de Granada de contar con una réplica de uno de los objetos que más significado tienen en la historia de Mariana Pineda. La ensaña ha sido encargada específicamente para ser colocada en sala histórica del futuro museo de la casa de Marina Pineda.
La concejal de Mujer, Asunción Jódar, explicó que para hacer la bandera han preferido recurrir directamente a "las descendientes de las bordadoras que hicieron el primer trabajo", antes que encargarlo a cualquier empresa o profesional. El resultado será, pues, un trabajo puramente artesanal, con sus virtudes y sus defectos.
Según los documentos encontrados sobre el proceso de Mariana Pineda, un maestro bordador enviado por el rey para examinar la bandera encontrada en su casa, aseguraba que este trabajo había sido realizado por "personas de poca inteligencia y manejo en este arte y de ninguna suerte de mano de profesor". Esta afirmación, que pone en duda la maestría de las antiguas bordadoras del Albaicín, es, para la concejal, "un menosprecio intencionado" a Mariana Pineda, que en ese momento se suponía autora del trabajo de confección.
A través de los documentos del proceso, que concluyó con la condena de la heroína granadina, se ha podido reconstruir el aspecto que tendría la bandera.
Los informes de los maestros bordadores, revisores de letras y sastres contienen una detallada información sobre elementos como el tejido, la tipografía o el bastidor empleado.
La bandera que salga de la casa de Isabel, la bordadora, será exhibida a partir de abril en el céntrico edificio granadino donde Mariana Pineda vivió hasta que fue llevada al cadalso para morir.
Este inmueble, que ha sido comprado y restaurado por el Ayuntamiento, se convertirá en un museo dedicado a recordar la figura de este personaje del siglo XIX y a la vez servirá de sede para seminarios y reuniones de colectivos femeninos.
En la sala histórica habrá obras de arte, objetos y libros relacionados con la heroína y documentos del liberalismo y el feminismo, que se han recopilado entre instituciones y particulares.
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