Los puertos, de espaldas a la ciudad

Que los puertos viven de espaldas a las ciudades es una opinión generalizada, pero ¿qué consecuencias tiene esta situación, qué está pasando y por qué ocurre esto? Éstas son algunas de las cuestiones que ocupan desde ayer y hasta esta tarde a medio centenar de estudiosos y expertos universitarios que participan en Alicante en el seminario La ciudad y el puerto: un destino común.

El catedrático de Urbanismo y Ordenación del Territorio, José Ramón Navarro, reconoce que en siglos precedentes Alicante era una urbe portuaria y ahora no lo es. "El tamaño de la ciudad ha cambiado, la actividad económica se ha diversificado y desde el punto de vista espacial disponemos de tres kilómetros de frente urbano portuario", apuntó este profesor de la Universidad de Alicante que intervendrá hoy en el seminario explicando los waterfront, que es lo que los especialistas llaman a las operaciones de cambio de uso de las antiguas instalaciones portuarias.

"El debate es cómo compatibilizar las actividades portuarias -no las deportivas o el binominio ocio-turismo- con el urbanismo. Las operaciones portuarias son un espectáculo, el puerto comercial es una escena urbana muy atractiva", explica Navarro.

Tanto en los proyectos ejecutados en Alicante como en Castellón, con las nuevas zonas de ocio,

el coordinador del seminario estima que la proliferación de locales comerciales en los muelles de poniente y levante es "excesiva". "Hay una homogeneidad de usos que se contradice con el papel urbano del puerto; hacer ciudad significa mezclar usos, y aquí los espacios públicos son irrelevantes".

Más radical se mostró en su intervención, Gabino Ponce, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Alicante, quien aseguró que "no existe un sistema integrado valenciano de puertos, no tienen objetivos comunes y afines". El profesor reconoce, que aunque esta situación afecta a los principales puertos, "los parámetros que se pueden estudiar desde el año 1963 ponen de manifiesto que los puertos valencianos han evolucionado de forma independiente, autónoma y en competencia entre sí, y sin tener en cuenta la ordenación territorial". Según Gabino Ponce, esta política de ordenación del territorio escapa del ámbito estatal y llega a la esfera europea. Para integrar puerto y ciudad, según Navarro, "hay que sentarse a pensar juntos y dialogar con todos"; por eso el papel de las distintas instituciones es fundamental, según este catedrático, quien lamenta que los concursos públicos para la reforma de los puertos se adjudiquen como "si fuera una depuradora o una autopista; el puerto requiere una mayor exigencia".

El catedrático Enrique Giménez aportó su visión histórica sobre Alicante como ciudad portuaria en el siglo XVIII. "El puerto fue el corazón económico", asegura el historiador, tras relatar las magníficas relaciones comerciales con Madrid y con el resto de puertos mediterráneos y atlánticos. Prueba de esta prosperidad es que la construcción del Ayuntamiento y varias casas solariegas se financiaron con los beneficios de la exportación de vinos de Alicante y el comercio del bacalao. El catedrático Gregorio Canales centró su intervención en la evolución de las relaciones entre la ciudad y el puerto de Torrevieja, que ha pasado de ser un enclave comercial a un puerto deportivo.