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Vuelve la guerra a la banca

La oferta de productos garantizados del Santander Central Hispano captan 7.700 millones de euros en un año

El deseo de productos garantizados por parte de los ahorradores está siendo aprovechado por el SCH para impulsar una nueva revolución en el sector financiero. Sus depósitos y fondos de inversión, acompañados de fuertes campañas publicitarias, han conseguido captar 7.700 millones de euros en el último año y han dejado paralizada a su competencia.

Los ahorradores deben conocer con exactitud cómo calcula el banco la rentabilidad variable ligada a una cesta de fondos o de índices

Recuerdan los episodios protagonizados por el Banco Santander en la década de los noventa con el lanzamiento de las supercuentas y los superdepósitos que revolucionaron a las entidades financieras y acabaron con el pacto tácito de no remunerar generosamente el pasivo bancario (cuentas corrientes, depósitos). Ahora, el Santader Central Hispano (SCH) vuelve a remover el sector financiero con el lanzamiento de depósitos y fondos de inversión que le han permitido captar 7.700 millones de euros en un año, mientras sus competidores todavía no han reaccionado.

Esta agresiva política comercial ha permitido al SCH ser la única gran gestora de fondos acrecentó su patrimonio en 2002, frente a los descensos que sufrían sus competidores inmediatos y el conjunto de la industria de fondos. El crecimiento fue modesto -el 1%-, pero su inmediato competidor, el BBVA, registró una caída del 9% en sus fondos gestionados, idéntico porcentaje que perdió La Caixa, tercero en el ranking.

Esta misma semana finalizó la captación de 2.000 millones de euros con su Fondo Superselección, cuando su contratación estaba prevista hasta el 28 de marzo. El pasado año su primer Superdepósito engrosó en 3.000 millones los recursos ajenos del banco también en un plazo de tiempo récord y el segundo en 700 millones. El depósito Super Rendimiento aportó 1.000 millones de euros y los fondos Supersatisfacción 993 millones, según los datos facilitados por esta entidad financiera.

Pero aquí no termina esta estrategia. El SCH ya tiene preparado un nuevo producto que permita mantener este ritmo. La rapidez con la que se ha colocado el Fondo Superselección obliga a buscar un nuevo sustituto.

Distintas entidades consultadas apuntan su preocupación por el éxito de estos productos que todavía no han tenido la debida respuesta por parte de otros bancos y cajas de ahorros. "En momentos difíciles como el actual para el sector financiero lo importante es no perder cuota de mercado porque luego resultará muy difícil de recuperar. Hay mucha competencia", señalan desde una gran entidad financiera.

Productos empaquetados

El SCH está utilizando a tope una opción que permite actualmente la sofisticación de los mercados. Se trata de una estrategia sencilla pero que ninguna otra entidad financiera ha replicado con igual fortuna. Actualmente, es prácticamente imposible la innovación: todos los productos financieros están inventados. Bien los puede uno mismo diseñar o comprárselos a otra entidad financiera que previamente los haya elaborado. Pero ya no existen novedades como las vividas en los últimos años de avance del sistema financiero. Este fenómeno, que los expertos califican como commoditización de los productos financieros, consiste en que se compre o diseñe el producto adecuado que demandan los inversores y ofrecérselo a todo tipo de clientes, apoyado en una gran campaña publicitaria.

Una forma de hacer banca que contrasta con el trato personalizado y el asesoramiento individualizado por el que optan otras entidades y que, visto lo visto, no está teniendo la misma acogida entre los ahorradores. El producto bancario de esta forma se elabora, empaqueta y vende al más amplio número de ahorradores. Con la misma rapidez se sustituye por uno nuevo que siga respondiendo a las necesidades de los ahorradores y que resulte ventajoso para la entidad financiera.

El SCH está dando a los ahorradores lo que más desean: preservar su capital. Sin embargo, la situación actual de los mercados impide diseñar un producto claramente ventajoso para los ahorradores. Eso sí, el SCH ha querido aliñarlos con una o varias rentabilidades variables que difícilmente serán jugosas.

Las razones que impiden una ganancia generosa se encuentran en los bajos tipos de interés y el elevado coste de los productos derivados (futuros y opciones) debido a la elevada volatilidad que soportan estos mercados. Tipos de interés bajos y opciones caras son una mala combinación para que las ganancias sean muy abultadas, aunque se cumpla el mejor escenario posible de revalorización.

Cálculo de rentabilidad

En este sentido, es imprescindible conocer todos los detalles, por nimios que parezcan, para calcular la rentabilidad que finalmente se perciba. Además del mantenimiento del capital y de una rentabilidad fija que debe anualizarse ya que la mayor parte de etos productos se lanzan a un plazo superior a un año, la complejidad se aprecia cuando hay que calcular la rentabilidad variable que dependerá del comportamiento de otros fondos de inversión o de índices bursátiles. En algunos casos, fondos e índices se incluyen en el mismo producto.

Además del porcentaje de rentabilidad que se ofrece como ganancia de la cesta de fondos o de índices formada (50%, 75%, 90%...) y que es fácilmente comprensible, los problemas surgen en cómo se calcula esa ganancia. Suele haber dos fórmulas. La primera se referiría a la ganancia media de esa cesta de fondos o índices mes a mes, y la segunda es entre dos puntos: la fecha de emisión del producto y la de vencimiento del mismo. Los dos sistemas pueden dar resultados completamente distintos. El ahorrador debe, pues, conocer con exactitud cómo se calcula la ganancia y optar por el producto más conveniente según crea que evolucionarán esas referencias.

El cambio de estrategia obliga a fortalecerse en casa

Es una historia repetida pero siempre sorprendente y que hace buenas las teorías de los ciclos en la gestión de las compañías. Con el mercado bancario español muy consolidado y con márgenes a la baja, los grandes bancos hicieron una apuesta decidida por Latinoamérica e, incluso, su estrategia les llevó a cerrar oficinas en España. Era un discurso radicalmente distinto del actual, aprovechando los elevados márgenes que ofrecían esas economías menos maduras a costa, eso sí, de asumir unos riesgos mucho más elevados.

Las turbulencias latinoamericanas y la pérdida de cuota por ese recorte de gastos en el mercado español exige de una nueva estrategia que pasa por reforzarse en sus negocios tradicionales. La agresiva campaña de captación de pasivo iniciada por el Santander Central Hispano responde fielmente a dar nuevamente protagonismo al negocio interno. El resto de entidades, tanto bancos como cajas de ahorros, están todavía pensando qué hacer en la nueva situación y si el SCH les araña cuota con estas actuaciones no les quedará más remedio que responder.

El momento para enzarzarse en guerras de pasivo (cuentas, depósitos) parece el más adecuado, ya que el activo (créditos) empieza a dar muestras de saturación tras el elevado nivel de endeudamiento de las familias generado en un plazo de tiempo récord. Así, en seis años, las deudas de las familias se han duplicado y la demanda de crédito crece a ritmos más moderados. Con los tipos de interés tan bajos, la forma de ganar más es acumular el mayor volumen posible de fondos gestionados. Un pequeño margen sobre un gran patrimonio es la única forma de obtener más dinero. Algunas entidades financieras consultadas ya preparan productos de pasivo más agresivos, aunque con un peso importantes de la rentabilidad variable donde el que asume la posibilidad de ganar más o menos es el cliente y no el banco.

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