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Reportaje:FIN DE SEMANA

Sol invernal en la costa granadina

Motril, Salobreña y Almuñécar viven el momento más especial del año

De Granada a la costa, la carretera va descendiendo gradualmente desde los picos más altos de la Península hasta el nivel del mar, a través de los baluartes de la sierra de Lújar. Las vegas que rodean Motril y Almuñécar permiten el cultivo de aguacates y chirimoyas, como si algunos pescadores, de espaldas al mar, hubiesen decidido trasplantar en sus tierras un pedazo del trópico. Lo más atractivo de Motril -la población más importante del litoral granadino- son su puerto y sus playas de piedras, hondas e incómodas. Sin embargo, nada más relajante para el viajero que huye del invierno que un paseo a media tarde por la desolada extensión de la playa del Cable, con las olas mansas lamiendo la orilla y el cielo salpicado de gaviotas; una imagen insólita para el turista veraniego, bregado en multitudinarios desembarcos playeros con sombrilla, nevera y gafas de sol, y pertrechado por los clásicos chiringuitos y chambaos plantados en mitad de la arena ardiente. Afortunadamente, en medio del invierno, playa Granada o el Cable parecen fantasmas de sí mismas, pálidos y atractivos espectros cuyos guijarros no guardan ni un eco de la temporada estival ni un jirón de carne a la brasa.

El amante del barullo nocturno tendrá que desplazarse hasta la cercana Torrenueva, donde las luces de las macrodiscotecas compiten con los faros en mitad de la noche. El puerto de Motril es el escenario, dos veces al día, de la llegada de los barcos de pesca. Sobre las ocho de la mañana, los más madrugadores pueden asistir a la suave cabalgata de las traíñas con los pescadores faenando en cubierta.

Barcos de arrastre

Tras almorzar, por ejemplo, en El Chato, muy cerca del puerto, uno puede sentarse en la entrada de la bocana y ver tranquilamente, a través del lento desplome de la tarde, la coreografía de los barcos de arrastre entrando en el muelle, coronados por un cortejo de gaviotas. Por desgracia, una extraña normativa prohíbe la entrada a la lonja, aunque, si uno está de veras interesado en contemplar tiburones, pulpos, rayas y toda clase de fauna marina recién sacada del fondo, no le costará mucho entablar amistad con alguno de los pescadores y colarse al interior para presenciar la ceremonia de la subasta.

A unos kilómetros del puerto de Motril, Salobreña ofrece el soberbio espectáculo de un pueblo de casitas blancas encaramado sobre un roquedal y rematado por una fortaleza que se jacta de ser el único resto de arquitectura fenicia que queda en Europa. La visita a la fortaleza -reconstruida por los romanos y remozada en alcazaba en tiempos de los árabes-, con la extenuante subida hasta el peñón que remata el terroncito de azúcar, y el callejeo por el barrio morisco dejarán al viajero exhausto. Así que nada mejor que tomar un trago de vino costa en El Pesetas, un típico bar antiguo de la zona, o reponer fuerzas en el restaurante Yusuf. Pero para quien prefiera comer al pie del mar, nada mejor que la carne a la piedra del Tropical, situado a la izquierda del paseo marítimo, o los pescaítos de El Peñón, al pie mismo de la Roca.

De Salobreña a Almuñécar, la carretera serpea entre acantilados cortados a pico, al borde de un mar lúcido y centelleante. En verano, a veces, llega hasta aquí el simún, un bofetón de calor casi insoportable, un mechón de viento del Sáhara que obligará al conductor a cerrar las ventanillas, como sorprendido por una tormenta de arena. Pero en invierno no hay nada de eso; nada más que calor, luz y una brisa suave, vestigios de ese edén mediterráneo donde se refugiaron los últimos reyes nazaríes. En medio de la carretera se alza, como un recuerdo del pasado, la torre del Cambrón, la última tierra granadina que, según la leyenda, pisó Boabdil antes de embarcarse hacia su exilio africano. En este lugar, uno llega a pensar si el simún no será más que el espíritu de Boabdil, añorante y rencoroso, que salta otra vez con sus garras doradas hacia el reino que le arrebataron.

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Biquini y tanga

En invierno, Almuñécar (que no en vano se llamaba Sexi en fenicio), cambia el biquini e incluso el tanga por un pareo o un vestido ligero que permitan probar la delicia de sus bares de tapas y el paseo por el laberinto de sus empinadas y blanqueadas callejuelas. El restaurante Calabré, en plena playa de San Cristóbal, con sus magníficos viveros de marisco, es un buen lugar donde reponer fuerzas antes de seguir la visita por uno de los más hermosos pueblos de la costa, donde se unen el interés arqueológico (no cesan de encontrarse restos de necrópolis púnicas y fenicias) y el puramente turístico (parques acuáticos, botánicos, ornitológicos, y casi una treintena de playas cuajadas de merenderos y zonas de buceo). Detenerse en la balaustrada del paseo marítimo de Almuñécar, con la vista del peñón del Santo -famoso porque fue allí donde dieron sepultura a Chanquete- al fondo, es mirar frente a frente a un mar que se balancea para el hombre desde hace más de 3.000 años. Unos kilómetros más allá, pasada La Herradura y ya muy cerca de la provincia de Málaga, merece la pena hacer un alto en cerro Gordo, que posee algunas de las vistas más amplias y salvajes del Mediterráneo, para que el viajero pueda imitar a Boabdil, suspirando por su reino perdido antes de volver a casa.

Las casas blancas de Salobreña escalan hacia la fortaleza, de origen fenicio.
Las casas blancas de Salobreña escalan hacia la fortaleza, de origen fenicio.MARÍA DE LA CRUZ

GUÍA PRÁCTICA

Dormir

- La Tartana (958 64 05 35). Urbanización San Nicolás, carretera de Málaga, kilómetro 308. Almuñécar. La doble, 55 euros.

- Hostal San Juan (958 61 17 29). Jardines, 1. Salobreña. 38 euros la doble.

- Casa de los Bates (958 34 94 95). Carretera N-340, kilómetro 329,5. 132 euros la habitación doble.

Comer

- El Pesetas (958 61 01 82). Bóveda, s/n. Salobreña.

- Tropical (958 60 04 50). Avenida de Rodríguez Acosta, 23. Salobreña.

- El Peñón (958 61 05 38). Paseo Marítimo, s/n. Salobreña.

- Calabré (958 63 00 80). Paseo de San Cristóbal. Almuñécar.

Información

- Motril: 958 83 78 y www.motril.org.

- Salobreña: 958 61 03 14 y www.ayto-salobrena.org.

- Almuñécar: 958 63 11 25 y www.almunecar-ctropical.org.

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