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MÚSICA

El pop urgente de Joe Jackson

Diego A. Manrique

La primera vez que Joe Jackson (Burton-upon-Trent, 1955) aterrizó en España, este periodista tuvo la oportunidad de charlar con él después de su actuación. Y cometió el error de confundir una canción suya con una de Elvis Costello; la mirada de desprecio fue tan devastadora que allí acabó la conversación. Tras un nuevo encuentro, se puede afirmar que tampoco ganaría hoy un concurso de simpatía. Ejemplo: "¿Comentar una a una cada canción de mi nuevo disco? No me apetece". Más adelante: "Claro que escucho música actual. ¿Nombres? Prefiero no decir ninguno". No importa. Aquí es aplicable lo que se decía de Van Morrison a principios de los setenta: si encima fuera guapo y cordial, resultaría insoportable para el resto de los mortales.

Joe Jackson encarna un admirable modelo: el creador curioso, que utiliza diferentes trajes -new wave, reggae, jump band, jazz, música latina- sin perder personalidad, que pone a prueba a su público con discos atípicos. "Preferiría ser considerado un artista más, mi vida sería más fácil, pero no puedo evitar la diversidad. Es sintomático que mi Symphony Nº 1 ganara el Grammy en pop instrumental, que es como no decir nada".

Es el tipo de artista que pone nerviosa a la industria, que prefiere las carreras lineales: "No debería quejarme, he podido grabar lo que me apetecía, algo inimaginable cuando empecé. Venía de la Royal Academy of Music y terminé con el cargo de director musical en el Playboy Club..., tocaba el piano para que ligaran los ejecutivos con las conejitas. Pasé por A & M, Virgin y la rama clásica de Sony. Fue una relación de amor y odio... por ambas partes. El contrato que he firmado con Ryko (en España, Naïve) cubre un solo disco".

Ese disco es Vol. IV, la reunión con el trío que le acompañaba en su primera etapa. "Nos propusieron juntarnos para celebrar el 25º aniversario de la Joe Jackson Band. Lo rechacé hasta que vi que sería estimulante retomar aquella situación; ahora somos mucho mejores instrumentistas. Vol. IV es cuatro tipos divirtiéndose: grabando juntos, en cinta analógica, al viejo estilo. Sin pretensiones: un disco, una gira y se acabó. Me da la oportunidad para hacer canciones con humor, cosas que no encajarían en mis últimos compactos. Little bit stupid es mi homenaje al glam rock, que me fascinó". Aunque parezca improbable, asegura que hubo un tiempo en que salía al escenario maquillado y con un look andrógino; su modelo de artista es David Bowie, por su "libertad de movimientos".

Jackson ha publicado un libro, A cure for gravity: "Son mis reflexiones sobre la música, disfrazadas de memorias". Dice estar preparando su Symphony Nº 2, donde "tampoco utilizaré una orquesta sinfónica. No tengo nada contra esas formaciones, pero son un invento del XIX que urge renovar. Pretendo usar mucha guitarra eléctrica e instrumentos digitales". Le queda la frustración de no haber realizado una banda sonora a su gusto: "Guardo buen recuerdo del trabajo con Coppola en Tucker, pero luego sufrí con un director que era un imbécil. Quitó la parte mejor y puso una canción de Sting, un insulto doble".

Reside en Nueva York desde hace veinte años: "Soy muy urbano y esa ciudad me atrapó. Allí vivieron mis héroes: Ellington, Gershwin, Bernstein, Lennon. Te reta constantemente, por el gran nivel de sus músicos. Además, es fácil pasar del círculo del jazz al de la clásica, del rock a la música latina. Excepto con el rap, tengo contacto con todos los mundos. El rap fue interesante pero ahora es en un monstruo que no progresa". Una visión ciertamente discutible, pero Jackson se mantiene en sus trece.

Saltemos a asuntos menos comprometidos. Anuncia la salida de una versión de lujo, en doble compacto, de su disco más celebrado, Night and day: "Recupero las maquetas y algunas curiosidades, como dos temas que grabé en español, El blanco y Otro mundo. Nunca entendí la razón de que no se publicaran aquí". La explicación es sencilla: su pronunciación era espantosa y su discográfica en Madrid decidió archivarlas. Dice estar ansioso por volver a tocar aquí, "aunque siempre hemos tenido problemas; en el Palau de la Música de Barcelona ni podíamos acercar los camiones a dejar el equipo. Sin embargo, por alguna razón, he dado aquí algunos de mis mejores conciertos".

Una curiosidad que no debe ser entendida como impertinencia: ¿qué queda de aquella rivalidad, real o inventada, entre él y Elvis Costello? "Ya no estamos en competencia. Entre nosotros hay respeto, al menos por mi parte. Desaprovechó la colaboración con Burt Bacharach, pero su último disco es espléndido. Y tengo curiosidad por ver qué canciones le salen ahora, que está emparejado con Diana Krall".

Joe Jackson actúa en Barcelona (13 de mayo) y Madrid (17).

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