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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los 'hackers' de lo real

Hace poco más de un año, el Palais de Tokyo abría sus puertas como nuevo espacio dedicado a la creación contemporánea. Hoy este aniversario se celebra con una exposición-manifiesto, Hardcore, que tiene como lema "hacia un nuevo activismo". Se trata de una selección de una serie de personalidades cuyo trabajo artístico se refiere de manera directa a la realidad contemporánea, ya sea para comentarla, criticarla o incidir en ella. El peruano Jota Castro, la mexicana Minerva Cuevas, el kosovar Sislej Xhafa, el albanés Anri Sala, las estadounidenses de Guerrillas Girls on Tour y de Ocean Earth, los suizos de etoy.CORPORATION, el surafricano Kendell Geers, el danés Henrik Plenge Jakobsen, el mexicano-español Santiago Sierra, el italiano Gianni Motti, la japonesa Shu Lea Cheang, los franceses A.A.A. CORP., Clarisse Hahn, Alain Declercq, Michel Dector y Michel Dupuy, y el belga Johan Grimonprez son esos pioneros de un "nuevo activismo" cuyo sentido nos explica el comisario de la exposición, Jérôme Sans.

HARDCORE. HACIA UN NUEVO ACTIVISMO

Palais de Tokyo

Avenue du Président

Wilson, 13. París

Hasta el 18 de mayo

"Detrás de la fórmula nuevo

activismo está una voluntad de infiltrarse, de ocupar el terreno y poner al desnudo la verdad cruda, liberada de su formateo mediático. Son artistas que pueden rebautizarse como hackers de lo real", dice Sans. Si la década de los ochenta estuvo dominada por la exhibición obscena del dinero y la de los noventa ha conocido una cierta resurrección del formalismo, la actual década está marcada por la política. "En Francia tuvimos durante 2002 la desagradable sorpresa de las elecciones presidenciales, de encontrarnos con Le Pen calificado como candidato para la segunda vuelta. Eso se produjo porque durante demasiado tiempo nos hemos desentendido de la esfera de lo político, porque hemos dejado que los demagogos la dominen. Un artista no es un decorador ni un bufón, no tiene ni por qué ocultar las miserias ni por qué entretener a los poderosos. Un artista pone el dedo en la llaga, aborda las contradicciones de su época. Picasso lo hizo en su día a su manera y los artistas de ahora lo hacen de acuerdo con nuestro tiempo".

Por ejemplo, Minerva Cuevas lucha contra la desigualdad social a través de Mejor Vida Corp., una sociedad sin ánimo de lucro que "parasita el esquema capitalista y subvierte las estructuras sociales y políticas gracias a una estrategia de infiltración". Ésta tanto puede consistir en falsificar carnés de estudiante, en proporcionar no menos falsos billetes de metro o en modificar los mensajes publicitarios de grandes multinacionales, como la conservera DelMonte o el operador español de telecomunicaciones Telefónica.

Gianni Motti es otro especialista en la infiltración, como lo prueba el que llegase a suplantar al delegado de Indonesia en la ONU durante una reunión en Ginebra para pronunciar un discurso que rompió con la rutina diplomática. Motti dice "no querer hacer arte artístico" y admite ser un hacker porque "desvío la realidad como los políticos desvían fondos". Duda en autocalificarse de radical porque "hoy la radicalidad está en la Bolsa o la política. Basta con ver a Bush o a Berlusconi". El líder italiano, porque "desde hace un año hace votar leyes exclusivamente en su favor" y el estadounidense, porque "dice claramente que quiere atacar Irak para hacerse con el control del petróleo". Según Motti, "son los anarquistas del siglo XXI. Hacen lo que quieren. Han comprendido que no hay que creer sino hacer creer".

Para Jérôme Sans es importante que "lo que sucede en el Palais de Tokyo no sea intercambiable. No queremos organizar una retahíla de exposiciones como quien pone perlas a un collar, no queremos ser espectadores pasivos de lo que sucede en el mundo, sino ser un centro de debate, una referencia de la libertad de expresión. Estoy harto que me digan de un artista que es muy interesante, pero nadie quiere decir las razones de ese interés".

Las Guerrillas Girls surgen de dos errores verbales: por un lado, de unas declaraciones del comisario del neoyorquino MOMA que en 1985 seleccionó a 169 artistas vivos -sólo 13 mujeres- afirmando que "todo artista que no figure en esta selección debiera reflexionar en su carrera", y del otro, del encargo mal comprendido por una de las feministas que, en vez de comprar disfraces "del tipo guerrilla" compró disfraces "del tipo gorila". De ahí que el colectivo se presente siempre bajo máscaras de gorila, lo que no deja de resultar adecuado para sus campañas de constatación del machismo dominante: "En las salas modernas del Metropolitan Museum un 5% de los artistas representados son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos".

Si Johan Grimonprez orienta su trabajo sobre la confusión entre la información, la ficción y la publicidad, Plenge Jakobsen ve al artista "como un pirata que expande un virus que pone en cuestión el entorno", mientras Santiago Sierra "se contenta con no ocultar cómo se produce un objeto de lujo", lo que puede significar, por ejemplo, hablar de lo que cobran las personas que sirven de modelo para un cuadro. Sierra habla continuamente de dinero "y eso es lo que angustia, ahí es donde está la violencia, en un sistema fundado en poder comprar el tiempo y el cuerpo del trabajador".

El kosovar Sislej Xhafa tra-

baja sobre la ambigüedad del nacionalismo y el cómo los emigrantes pobres la ponen en evidencia -retrata orquestas de encapuchados, ministros con aspecto de gánsteres, presidentes de la República francesa de origen africano, etcétera-, pero la japonesa Shu Lea Cheang y la francesa Clarissa Hahn prefieren el cuerpo desnudo y fabrican un cine pornográfico distinto, en el que los protagonistas hablan de su cuerpo y de su placer. El peruano Castro está convencido de "que ni todo ha sido dicho, ni todo ha sido hecho. Y si esa frase es válida para la sociedad también lo es para el arte".

Hardcore quiere, en definitiva, en plena ola de obsesión por la violencia, la seguridad y el terrorismo recordarnos que el mundo occidental, su sociedad democrática, también es violenta, insegura y amenazante. Es misión de artista.

El colectivo feminista Guerrillas Girls siempre emplea máscaras de gorilas en sus actuaciones.
El colectivo feminista Guerrillas Girls siempre emplea máscaras de gorilas en sus actuaciones.

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