La ilusión no se disfraza
Cincuenta almerienses con discapacidades psíquicas participan en el carnaval
Muchos no tienen una idea exacta de lo que ocurrió con el Prestige, ni pueden calibrar en toda su dimensión las desastrosas consecuencias que el hundimiento del barco ha tenido para las costas gallegas y de otras comunidades del norte del país, pero lo que sí tiene claro la mayoría es que le gusta el mar, lo que lo rodea y el carnaval. Ha sido la unión de todas esas certezas la que ha llevado a medio centenar de personas con diversas discapacidades psíquicas a preparar su participación de este año en el carnaval almeriense.
Este grupo pertenece al centro ocupacional Juan Goytisolo de la asociación almeriense de minusválidos Verdiblanca, donde llevan más de un mes y medio trabajando en la elaboración de sus disfraces, diseñados con goma espuma a partir de los dibujos que cada uno de ellos realizó previamente. Han elegido ir disfrazados de olas, de calamares, de pulpos, de caballitos de mar, de almejas, de gambas... Hay incluso quienes por unos días se convertirán en el rey Neptuno de las leyendas marinas o en sirenas. Toda una amplia representación del mar y sus fondos, casi tan diversa como los miembros de este grupo integrado con personas que van de los 23 a los 62 años y que tienen discapacidades psíquicas de distintos grados.
Teresa Cantón Borbalán es una de las personas de este grupo. Ella ha elegido ir disfrazada de merluza y la explicación es tan simple como contundente: "Elegí la merluza porque me gustaba". Teresa reconoce que, durante el mes y medio que ella y sus compañeros han estado enfrascados en el taller de disfraces del centro ocupacional, el trabajo no ha sido sencillo. "Sobre todo me ha costado trabajo hacer el gorro. Pero me he divertido mucho, porque a mí me gusta mucho el carnaval y me he disfrazado desde que era pequeña. Además, las señoritas nos han ayudado mucho y somos todos un equipo".
Las "señoritas" a las que se refiere esta mujer de 30 años son las cuatro monitoras que, junto con la coordinadora de la actividad, Dori Sánchez, han ayudado al grupo desde que el taller de disfraces se puso en marcha, una iniciativa en la que se vuelca toda la asociación Verdiblanca ya que, al margen del personal del centro ocupacional, el taller de disfraces cuenta también con el apoyo de muchos trabajadores del área social.
"Durante estos días participamos en un concurso de disfraces del municipio de Roquetas de Mar y también en la cabalgata del carnaval de Almería. Eso, para todos ellos, es muy satisfactorio, pero la principal recompensa que tienen es el hecho de saber que el disfraz que llevan lo han elaborado ellos mismos. Las monitoras y yo les ayudamos, les podemos guiar, pero respetamos su creatividad y la mayor parte del trabajo la hacen ellos", explica Dori Sánchez, responsable desde hace tres años del centro ocupacional Juan Goytisolo.
De esa ilusión por lucir un disfraz que ha elaborado uno mismo dan fe todos los miembros del grupo. Juani Rubia Salvador es sólo uno de los ejemplos. "Yo voy de gamba. Me gusta mucho el carnaval y también me gusta bailar", comenta entre risas inquietas y contoneos con los que trata de reproducir una coreografía que tiene más que ensayada sobre la música de La Sirenita, danza que lleva días soñando con bailar a lo largo de todo el recorrido de la cabalgata del carnaval de Almería.
Integración a través del trabajo artesanal
El centro ocupacional Juan Goytisolo de la asociación Verdiblanca cuenta actualmente con 50 usuarios, aunque su capacidad puede llegar a ampliarse hasta las 55 personas. El taller de disfraces es, desde hace ya unos años, todo un clásico dentro de las actividades del centro. Pero no es, ni mucho menos, lo único que hacen. De hecho, las actividades son tan variadas que van desde talleres de flores secas, cerámica, encuadernación, pañuelos pintados a mano o elaboración de los más distintos objetos artesanales para encargados de bodas o comuniones.
Esa variedad de actividades, en las que no se olvida el deporte, sirve a todas estas personas con discapacidades psíquicas para dar rienda suelta a su creatividad y para acrecentar su autoestima como las personas válidas que son, a pesar de que el destino, la naturaleza o las circunstancias se empeñen a veces en lo contrario.
El origen de lo que hoy es el centro ocupacional Juan Goytisolo se remonta a 1991, año en el que Vediblanca puso en marcha una serie de talleres ocupacionales destinados a un gran número de jóvenes con distintas minusvalías que no tenían cobertura social. Entonces los talleres tenían dos monitores y 17 usuarios. El éxito de la iniciativa fue tal que, actualmente, los recursos humanos son muchos más y los usuarios llevan al medio centenar de personas, todos ellos mayores de 16 años.
El centro ocupacional Juan Goytisolo es un centro concertado con la Junta de Andalucía desde el pasado año y, entre sus principales objetivos, persigue "cubrir la participación plena del colectivo de personas con discapacidades, posibilitando su bienestar y normalización social, así como fomentar la creatividad, orientando a la persona con discapacidad a aprender por sí misma, de forma que pueda dar sentido autónomo a su vida, tiempo libre o actividades de otra índole".
Además, en este centro, que en el año 2001 llevó a cabo un total de 3.700 trabajos, cuentan también con un aula de adultos, que ya ha servido para que algunas personas obtengan su certificado de graduado escolar, y con distintas propuestas de actividades de ocio y tiempo libre. También cuentan con programas centrados en aspectos como las habilidades sociales, el aseo personal, la alimentación o los hábitos de conducta.
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