Conquistadores con flujos de inversión

El análisis retrospectivo de las economías de América Latina permite ir alternando décadas doradas y décadas perdidas desde mediados del siglo pasado. La última etapa dorada se convierte en el objeto de análisis de la obra de Ramón Casilda, que aborda con envidiable rigor el devenir de las economías latinoamericanas y el papel protagonista que ha desempeñado España como inversor en la zona. El punto de partida se sitúa en 1989, año de nacimiento del llamado "Consenso de Washington" concebido como un instrumento para orientar a los Gobiernos de países en desarrollo y a los organismos internacionales en el establecimiento de un modelo económico más estable, abierto y liberalizado. Las amplias reformas económicas aplicadas desde entonces dejaron, a la postre, cierta sensación de desilusión alertando de la necesidad de seguir avanzando en la instrumentación de medidas que permitan conjugar el desarrollo económico y social.

El proceso que subyace en la década dorada de las inversiones españolas en América Latina es la internacionalización de nuestra economía en el marco del hito histórico que supuso la incorporación a la Unión Europea (UE). El destacado papel de España en la afluencia de flujos de inversión directa hacia los países latinoamericanos permiten al autor adentrarse en un análisis exhaustivo de los avatares y estrategias desarrolladas por la banca y las empresas españolas. En el proceso de internacionalización de las empresas españolas juegan un papel clave tanto los condicionantes internos, como la madurez de los sectores en los que se enmarcan las compañías inversoras, como la orientación de las políticas económicas de los países receptores hacia una mayor estabilidad y apertura al exterior.

España se había caracterizado históricamente como un país receptor neto de inversión, hasta finales de los noventa. La configuración del mercado único europeo y posterior integración monetaria es la principal causa de este cambio en la posición inversora neta de la economía española. La intensificación de las amenazas competitivas para aquellas empresas que operaban en mercados alejados de la libre competencia, estimuló la adopción de estrategias dirigidas mayoritariamente a la diversificación a través de la inversión en el exterior.

Otro de los elementos que el autor resalta acertadamente en el libro como dinamizador de la inversión directa es el establecimiento de convenios de asociación, tanto a nivel regional (Mercorsur, Comunidad Andina), como bilateral con otras áreas económicas. En este campo, un análisis novedoso de los determinantes de los flujos de inversión directa de la UE hacia el Mercosur lo encontramos en el estudio de Martha Carro, publicado en junio de 2002 por el Instituto de Estudios Europeos. La autora identifica la existencia de factores determinantes de la salida de flujos de inversión directa, ajenos a la propia dinámica económica de la zona receptora de estos flujos. En la UE, la convergencia de tipos de interés a largo plazo entre los países que la conforman o el propio tamaño del mercado europeo han impulsado la inversión hacia el exterior.

Los recientes episodios de crisis sufridos en América Latina y, en concreto, en Argentina, son argumentos esgrimidos por el autor para evidenciar el inicio de lo que, a falta de la adopción de nuevas medidas que lo eviten, puede ser una nueva década pérdida.