_
_
_
_
Reportaje:

El Rolls-Royce de Franco

La Casa de Campo expone reliquias del mundo del motor en el VIII Salón Internacional del Vehículo de Época

En 1885, Berta Benz, la mujer del ingeniero Karl Benz, recorrió la distancia entre Mannheim y Pforzheim en un triciclo con motor de explosión que alcanzaba los 16 kilómetros por hora. Era el primer paseo en automóvil. Hoy, 118 años después de la hazaña, los madrileños pueden ver en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo una réplica exacta de aquel prototipo.

El viernes pasado fue inaugurado el VIII Salón Internacional del Vehículo de Época, Clásico, Deportivo y de Colección. La mayoría de los que pasean estos días por los 10.400 metros cuadrados del recinto son apasionados de los automóviles; un calificativo que reúne tanto a coleccionistas como a aficionados, es decir, a los que pueden comprar y a los que simplemente miran. El año pasado asistieron 60.000 personas y la organización espera que en esta edición sean algunos más.

En los 255 expositores que componen esta mezcla de exposición y subasta a gran escala, se puede comprar de todo: coches y motos antiguas, pegatinas, cazadoras y guantes de cuero, revistas de automóviles atrasadas y todo tipo de accesorios para los locos de las dos y las cuatro ruedas.

Un grupo de curiosos observaba el triciclo Benz, fabricado por el Museo Mercedes de Stuttgart. El encargado de demostrarles el funcionamiento intentó sin éxito encenderlo dos veces, pero a la tercera fue la vencida y el motor empezó a sonar como si fuera una locomotora.

Un tesoro

Otro de los tesoros de la exposición es el Rolls-Royce de Franco, valorado en unos dos millones y medio de euros y del que sólo existen 18 modelos en el mundo. El habitáculo donde viajaba el dictador tiene un blindaje de unos cuatro centímetros; el del conductor, no. "Conducir este coche es una responsabilidad, primero por el valor histórico, y luego, por todo lo que cuesta", explicó uno de los militares que enseñaban el vehículo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pero Retromóvil es sobre todo una subasta de coches a gran escala. Ángel Díez García, un coleccionista de este tipo de automóviles, discute con un francés sobre el precio de un ómnibus de los años veinte. "Me pide dos millones y medio de pesetas (15.000 euros) y el coche es muy bonito, pero está muy estropeado y hay que gastar mucho dinero en la restauración".

Una vez hecho el esfuerzo económico, los propietarios de estos coches tienen que salvar aún un escollo más: pasar la ITV. "Un coche de estas características no puede seguir los mismos controles que un turismo normal", sentencia Ángel.

VIII Salón del Automóvil Antiguo y de Colección. Hoy, en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo. Horario de visita: de 10.00 a 20.00.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_