El Unicaja indulta al Barça
Los azulgrana recuperan 11 puntos de desventaja en un apasionante final
Si hay posibilidad de rematar a un equipo como el Barcelona, dejarla pasar es un pecado mortal. El Unicaja la tuvo ayer. Contaba con tal ventaja que, por momentos, pensó que ya había pegado el tiro de gracia. Faltaban seis minutos, mucho tiempo, es cierto, pero es que ganaba nada menos que por 11 puntos (60-71) después de propinar una soberana lección a un rival, que deambulaba como un alma en pena. Pero por imposible que parezca, ganó el Barcelona. Todo se combinó en ese tramo.
El Barcelona metió toda la leña en el horno defensivo y fue arañando puntos sumando en ataque. El Unicaja quedó paralizado por completo, inerme. Hasta el punto de que se pasó más de cuatro minutos sin anotar. El parcial de 15-0 que puso un 75-71 en el marcador empezó a construirlo Fucka, que transformó toda su torpeza inicial en un ir y venir campeador bajo los aros. Jasikevicius se sumó y, por supuesto, cuando apenas quedaban tres minutos de juego, se sumó Bodiroga. No podía faltar.
BARCELONA UNICAJA MÁLAGA 78 77 Barcelona: Jasikevicius (19), De la Fuente (5), Bodiroga (21), Fucka (13), Dueñas (4) -cinco inicial-; Nacho Rodríguez (2), Navarro (9), Femerling (2) y Alzamora (3). Unicaja: Cabezas (0), Berni Rodríguez (4), Risacher (11), Okulaja (10), Weis (2) -cinco inicial-; Bullock (19), Kornegay (6), Esteller (9), Sonko (11), Wojcik (0) y Gurovic (5). Árbitros: Mitjana, De la Maza y García O. Font de Sant Lluís. Unos 8.500 espectadores.
El Unicaja, por entonces, era un equipo varado y perplejo. Toda la excitación y acierto de su juego se había esfumado. No quedaba ni trazas de la explosividad con que Bullock martirizó la defensa del Barcelona en el tercer cuarto, con nueve puntos consecutivos que sirvieron de primer aviso serio al Barcelona (53-65). Tampoco hubo noticias en esos minutos cruciales de la serie de excelentes y bien trabajados triples con la que Unicaja desequilibró la defensa del Barcelona. Ni tampoco la impresionante superioridad reboteadora que Kornegay, Weis o Esteller le habían dado a su equipo. Nada de nada.
Por el contrario, el Barcelona, que había exhibido un juego que dejaba mucho que desear, se transfiguró. Su defensa dejó de ser el queso gruyère que tan a gusto se zampó Bullock y su ataque fue demoledor. Jasikevicius obtuvo cinco puntos escalofriantes con una entrada de torero por encima de un pívot plantado bajo el aro y la segunda con un triple desde casi ocho metros que aniquiló el posible efecto del que anotó una milésima antes Okulaja, en uno de los últimos estertores de Unicaja (75-74). Y Bodiroga, por supuesto, no hay más que remitirse a lo mil veces visto y escrito. Siempre está ahí, imparable, por más trampas y recursos defensivos que le tiendan.
Aún quedó tiempo para una última y emocionante secuencia con una canasta de Bullock que dejó el marcador en 78-77. Quedaban 35 segundos. Falló el Barcelona su jugada de ataque y todavía con tiempo, el contrataque del Unicaja se lió de tal manera que no tuvo posibilidad prácticamente de intentar el tiro. Un desaguisado que, si cabe, hizo todavía más dolorosa una derrota a un equipo que había hurgado con pericia en los puntos débiles del Barcelona: el despiste inicial de Fucka; las dificultades de la defensa azulgrana para puntear los triples de Unicaja y, por supuesto, la endeblez de una defensa que le concedió al equipo malagueño capturar 18 rebotes en ataque y cerrar el partido con un superávit, en ese aspecto, de 12 capturas. Y aún así, perdió. Difícilmente lo tendrá mejor Unicaja para acabar con un Barcelona que se le resiste a más no poder y que ayer se metió de nuevo en una final en la que, como el año pasado, se enfrentará al Tau. Las emociones fuertes están aseguradas hoy en Valencia.
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