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VISTO / OÍDO
Columna
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Pacifismo

Reaparecen las invectivas contra los pacifistas. Es curioso que salgan de entre los manifestantes de hace unos días, sobre todo de temblorosa figura de intelectuales modernos: para separarse. Todo ismo es dudoso, pero el del pacifismo tiene pocas alternativas: "pacífico" se refiere a un carácter; pacifista, a una posición ciudadana, política, filosófica. Sus enemigos (que no quieren ser "belicistas") les denuncian por cobardes, indiferentes o tontos: en tiempo de paz. En los de guerra les llaman traidores, derrotistas, y suelen fusilarles. En todas las revoluciones que salen del pueblo, incluyendo la del carpinterillo de Belén, el deseo de paz y la negativa a matar son constantes, aunque en su nombre se cometan muchas atrocidades (cuando el carpinterillo pasó a ser inquisidor, papa guerrero con ejércitos, depurador franquista, aznarista, bushista). Y es que el pacifismo es una doctrina muy clara: en las guerras el pueblo sufre y el señor gana.

En el pueblo se hacen las levas, repentinas o institucionalizadas; se cargan los impuestos y se destrozan sus bienes. Esta tendencia a "pasar a cuchillo" a las poblaciones, que conocemos desde la Biblia, se ha ido acentuando.

El desarrollo de esta idea de que el pueblo pierde y el señor gana aunque pierda no la tengo solamente aprendida en los libros, sino por la visión personal: de la mía, en la que fui objetivo de guerra y de supuesta paz, porque hay que distinguir la paz natural de la paz impuesta, la "pacificación", que es una falsedad del neolenguaje para indicar una represión. Y de las que he visto cuando yo trabajaba en ese periodismo en el que se aprende más que se enseña. En la guerra más reciente, Bin Laden salió vivo y sigue con poder, y los afganos fueron exterminados, incluso apresados y torturados por los "pacificadores" o "civilizadores", como se llamaban los de las matanzas coloniales. En la de Irak (Bush padre) murió el pueblo: siguió gobernando Sadam; en ésta, Sadam irá a refugiarse a algún sitio y sus ciudadanos morirán asesinados.

En cuanto a la cobardía del pacifista sólo pueden decirlo los que no lo han sido nunca. No saben lo que el pacifista se juega y pierde siempre cuando quiere que se proclame la paz; los belicistas, naturalmente, le declaran la guerra directa, y no son gente de escrúpulos. Le llamarán comunista, pancista, terrorista, traidor, agente del exterior, lo que sea. Mal asunto.

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