Páginas añejas con aires de la sierra

Para los madrileños, es simplemente la sierra, a secas, sin apellidos. Guadarrama se convertirá pronto en el décimocuarto Parque Nacional de España, pero algo la distingue de los otros trece: sus parajes han inspirado a multitud de artistas, pensadores y científicos. Esta vertiente cultural de la sierra tiene un nombre, guadarramismo, y su propio instrumento de difusión, la revista Peñalara, editada por la sociedad de alpinismo del mismo nombre. Ahora, en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente, ve la luz la edición facsímil de los doce primeros números de la publicación, toda una reliquia para el movimento conservacionista.

Casi un siglo llevan los guadarramistas peleando por que la sierra de sus ojos reciba el tratamiento que se merece. En las páginas de la revista, se levanta acta de estos esfuerzos, pero también del amor que destacadas figuras de la cultura le han profesado. En ellas han dejado su firma escritores como Ortega y Gasset y Pío Baroja, que buscaron en la tranquilidad de los parajes de Guadarrama (hubo un tiempo en que la sierra entera era un remanso de paz) la inspiración.

Pero entre todas las personalidades relacionadas con Peñalara, emerge un nombre propio no tan conocido: Constancio Bernardo de Quirós, fundador en 1913 de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara y primer director de la revista. De Quirós fue un afamado criminalista que entabló relación con intelectuales de la época como Francisco Giner de los Ríos, padre de la Institución Libre de Enseñanza.

La herencia cultural de Guadarrama debe mucho a las cumbres nevadas pintadas por Velázquez o a los poemas telúricos de Antonio Machado, pero fue la institución de Giner de los Ríos quien la situó en el mapa gracias a sus excursiones educativas. También ejercieron una gran influencia en la promoción de Guadarrama las primeras excursiones de montañeros al Paular, en torno a 1860, y el mundo científico vinculado al museo de Ciencias Naturales, así como las más recientes expediciones de alpinismo deportivo.

Casi cien años de historia

La revista ilustrada de alpinismo Peñalara nació en 1913 y sólo interrumpió su actividad durante la Guerra Civil. Entonces era mensual, pero ahora su periodicidad es trimestral. El tomo editado contiene en su interior imágenes sorprendentes, como una ilustración que muestra el aspecto a comienzos de siglo XX del castillo de Manzanares el Real.

La colección de revistas que ahora se publica (habrá unos 2.000 ejemplares de cada tomo) es considerada por el director general de Promoción y Disciplina de la Comunidad, Antonio Lucio, como "un objeto de culto, ya que sólo hay cinco colecciones completas en todo el mundo".

Medio Ambiente distribuirá parte de los ejemplares en entidades públicas, principalmente universidades y casas de la cultura. La sociedad repartirá otras entre sus socios, mientras que el resto estarán a disposición de los lectores en tiendas especializadas. El precio del primer tomo, que recoge doce números, de 1913 a 1914, es de 15 euros. Habrá que esperar tres meses para que salga el segundo volumen.

Presentación de la edición facsímil de la revista Peñalara. Hoy a las 19.30 en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.