El Betis vence en medio de la locura

El Betis saltó al campo dispuesto a comerse a su rival y dejó la puntilla, una vez más, para el último minuto. La Real pecó de lentitud y pasividad en la primera parte pero, tras los cambios, en la segunda mitad recuperó su fútbol, su velocidad y su pegada. Nihat enloqueció el partido con sus goles y, cuando todo apuntaba a la resurrección del líder, el Betis, incomprensiblemente, con dos goles extraños, uno por sorprendente y el otro por discutible, se llevó el gato al agua y volvió a sumarse al furgón de cabeza con tres puntos valiosísimos.

El Betis presionó muy arriba la salida del balón de la Real Sociedad en el inicio. Assunçao e Ito asfixiaron a la bisoña pareja de medios realistas que ayer conformaron Boris y Mikel Alonso. Uno de esos primeros balones recuperados por los béticos, lo convirtió Assunçao en un medido centro a la banda derecha. Allí, Varela ganó la posición por velocidad a Aranzabal, colgó el balón sobre el segundo palo y Fernando, su improvisado delantero centro, que ya es el máximo goleador del equipo con ocho dianas, se elevó sobre Jauregi para enviar la pelota a gol.

Incomprensiblemente, cuando el Betis consiguió poner el partido de su lado y forzar al rival a dar un paso adelante y arriesgar la posición en busca del empate, el equipo verdiblanco se diluyó como un azucarillo y dejó el fútbol en manos de la Real Sociedad.

El líder, huérfano de su cerebro, Xabi Alonso, se encontró con la custodia de la pelota y con la responsabilidad de equilibrar el encuentro, y no supo cómo resolver la tarea. A la baja de su ideólogo y de De Pedro, se sumó la inoperancia de Karpin, desaparecido toda el partido.

En la segunda parte, la Real Sociedad arrancó sin el carácter y las virtudes que la habían aupado al liderato. El partido pareció ralentizarse. Sólo las arrancadas de Joaquín, mucho más acertado en este periodo, animaron a la grada.

La Real controló el centro del campo sin dificultad pero con conformismo hasta la entrada de Tayfun al campo. El cambio rescató de la banda derecha a Nihat, que se colocó en su posición natural, de segundo delantero, alegró el ataque de su equipo y cambió por completo la fisonomía de un partido que acabó loco, loco, loco.

Así llegó un centro del delantero turco que Kovacevic, más animado tras el cambio, estrelló en el poste izquierdo de Prats. Y al minuto, consiguió Nihat el empate tras colar por la base del otro palo su magnífico disparo de falta directa.

El Betis intentó contestar con la entrada de Dani, que forzó a Westerveld a realizar una gran parada tras cabecear un pase interior de Assunçao. Sin embargo, al momento, la Real Sociedad exhibió su espectacular pegada para darle la vuelta a la tortilla. Kovacevic, resucitado tras el cambio, se marchó hasta de tres rivales, muy pasivos en el marcaje, y cuando alcanzó la frontal del área, llegó de atrás Nihat para robarle la pelota y enchufarla a gol con un fenomenal disparo a bocajarro.

Cuando los béticos se temían de nuevo abandonados a su mala fortuna en esta segunda vuelta, tras sacarle Westerveld a córner un gran disparo a Assunçao, el Betis volvió a equilibrar el marcador con un saque de falta del brasileño. Filipescu, en la maraña de piernas montada en el área grande, alcanzó a golpear el balón, que dibujó una extraña parábola hasta colarse por la escuadra de la portería rival.

Y en el último suspiro, en el descuento otra vez más, Dani, de vuelta al fútbol tras diez meses de lesión, bajó un balón bomeado al área rival, forzó un discutible penalti por agarrón de Jauregi y ofreció en bandeja a Fernando el gol que dio los tres puntos a su equipo en un partido arrebatado, loco, apasionante y sin dueño.