Rapaces de ida y vuelta

En toda España la población de águila pescadora comenzó a descender desde mitad del siglo XX. Por aquel entonces todavía era una especie que nidificaba con normalidad en nuestro país, repartida entre el archipiélago balear, las costas andaluza, levantina y catalana, las islas Chafarinas y algunos enclaves de Asturias y el País Vasco.

Del territorio peninsular fueron, poco a poco, desapareciendo las parejas reproductoras. Los últimos datos de cría corresponden a los años ochenta. Desde entonces, y a pesar de que algunos especialistas han anotado intentos de nidificación en Andalucía y Extremadura, la especie sólo cría en el archipiélago balear.

Mientras que en algunos países del norte de Europa aún mantiene poblaciones importantes, la situación del águila pescadora en la cuenca mediterránea es crítica. La reproducción sólo se lleva a cabo en contados enclaves de Marruecos, Argelia, Mallorca, Menorca, Cabrera y Córcega. La población total, muy fragmentada, no supera las 70 parejas.

Así las cosas, en 1999, y por iniciativa de la Consejería de Medio Ambiente con el asesoramiento científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD), comenzaron en Andalucía los trabajos para estudiar la reintroducción de la especie, que aún visita la región en sus viajes migratorios e, incluso, se acomoda en algunos puntos favorables durante el invierno. En un primer análisis se determinó la existencia de diferentes enclaves que, por sus características, podrían albergar, de nuevo, a parejas reproductoras. Las mejores condiciones parecen encontrarse en los embalses gaditanos de Arcos, Bornos, Barbate y Guadalcacín.

Donantes

A finales del pasado año, los especialistas de la EBD concretaron el procedimiento a seguir, después de resolver algunos interrogantes referidos, por ejemplo, a la determinación de las poblaciones, del norte de Europa, que actuarían como donantes, su compatibilidad genética con las águilas mediterráneas y la neutralización de las potenciales amenazas a las que se enfrentarían los individuos reintroducidos.

Finalmente serán Finlandia y Escocia los territorios que donen pollos de la especie para esta experiencia. Los primeros ejemplares (cuatro individuos de cada una estas poblaciones) serán conducidos a tierras gaditanas a comienzos del verano, y las donaciones continuarán hasta 2006. En total se espera que lleguen a Andalucía más de 40 pollos de águila pescadora a lo largo de estos cuatro años.

Al igual que con el águila imperial, la técnica que se aplicará es la conocida como hacking o cría seminatural, disponiéndose los pollos en nidos artificiales, situados sobre torretas, donde crecerán bajo la vigilancia de los biólogos hasta que puedan valerse por sí mismos.

Aunque llegado el momento estas águilas abandonarán el territorio andaluz en su periplo migratorio, los especialistas confían en que se producirá el regreso de las mismas cuando estén en condiciones de criar.

En el mejor de los casos, los primeros intentos de cría no se registrarán antes de tres años, y los biólogos calculan que sólo un 40% de los efectivos utilizados sobrevivirán hasta alcanzar la edad reproductora. En definitiva, y según las estimaciones más conservadoras, el resultado final de esta experiencia podría traducirse en el establecimiento de unas 8-9 parejas nidificantes, aunque es posible que éstas atraigan a nuevos individuos procedentes de los pasos migratorios.

A juicio de Miguel Ferrer, investigador de la EBD y director científico de este programa, hay "razonables motivos para la esperanza, ya que experiencias similares se han resuelto con éxito en diferentes países y la técnica, por tanto, está depurada". De hecho, la iniciativa se basa en el programa de reintroducción que, desde 1996, se desarrolla en la reserva natural de Rutland Water, en el Reino Unido.

En principio no parece que existan graves amenazas en el entorno del embalse de Barbate, el primero de los enclaves en los que se procederá a la suelta de estas águilas. De cualquier forma, precisa Ferrer, "será necesario vigilar la incidencia de algunos tendidos eléctricos, las interferencias que pueden manifestarse con otras especies como la cigüeña blanca o la gaviota patiamarilla, y el impacto potencial de algunas medidas disuasorias utilizadas en los cultivos marinos gaditanos, como son las redes con las que se cubren ciertas piscifactorías".

El objetivo final del proyecto es lograr el regreso de la pescadora a Andalucía y que éste sea el primer paso para que la especie retorne a otros enclaves de la península Ibérica.

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