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Crítica:ROCK | THE WALLFLOWERS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Las flores de Jakob

Debe de ser muy duro apellidarte Zimmerman -que no Dylan- y dedicarte al rock con raíces americanas. Máxime cuando tu estilo musical se parece más al de algún amigo de tu padre -Tom Petty- que al de tu augusto progenitor. Debe de ser difícil de soportar el haber pasado la treintena y que la gente siga buscando en ti cosas distintas a las que eres o puedes dar. En el caso del guapo Jakob Dylan, esto debe convertirse en una cruz difícil de sobrellevar, porque siempre le deja en una tremenda inferioridad de condiciones. Aunque él no busque las comparaciones, éstas siempre se imponen sobre el sonido ambiente y sobre lo que se ve en el escenario.

En la actuación de The Wallflowers presentando su último disco, Red letter days, una vez disipados los elementos de morbo que alimentaron la curiosidad en el pasado, lo que se pudo presenciar en vivo fue una correcta actuación de una correcta banda de rock californiano del de siempre, más sincero y arriesgado, con ciertos elementos del rock de ahora, más pretendidamente cool, pero infinitamente menos atractivo. Jakob cantó bien y resolvió las incertidumbres de la guitarra con la intervención de un mercenario contratado para la gira, más el apoyo de dos colchones de teclados, que siempre hace el sonido del rock más estándar, más para todos los públicos. En cuanto a los temas, evidentemente, hasta la fecha ninguna de sus canciones se merecerá más de unas pocas líneas en la ya extensa historia del rock'n'roll. Si acaso, One headlight o The difference, aparte de la versión en clave anuncio de publicidad del inmortal Heroes, de David Bowie, hicieron titilar levemente la lista del repertorio con el polvo de estrellas que se atribuye a este chico de labios carnosos, expresión estupefacta y ojos irresistibles.

The Wallflowers

Jakob Dylan (voz y guitarra), Rami Jaffe (teclados), Greg Richiling (bajo), Marion Claire (batería), Yoghi (guitarra) y Moe Z (teclados y percusión). Sala Arena. 19 euros. Madrid, jueves 13 de febrero.

Esto lo posee y le basta para suscitar el interés de jóvenes que no vivieron los sesenta, los setenta o los ochenta. Pero le falta lo que tenía y tiene su padre: la entidad del genio indomable, la garra de quien cambió el mundo con sus canciones, la intuición para dirigir los caminos de la música. Las flores de Jakob no son de verdad, sino pintadas en el papel de la pared.

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