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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Marido del mes

En este Jaén de mis amores, a bombo y platillo, aparece en la prensa local la creación de un nuevo premio, instituido por una asociación de mujeres y apoyado por el excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad, a través de su Concejalía de la Mujer.

Una "iniciativa pionera", la concesión de un premio mensual al "Marido del Mes". No, no estoy de broma, ni he consumido sustancia tóxica alguna. No conozco las bases para participar en tan innovador premio, pero supongo que nos nominados no deberán pegar a sus esposas, ni maltratar a sus hijos, ayudar de vez en cuando a poner o quitar la mesa, incluso hacer esporádicamente la compra. No creo que se les exija tanto como hacer la colada, pasar la fregona por el mármol. No estoy seguro si las normas de participación les exigirán ternura, comprensión o, simplemente, tiempo... No, no estoy muy seguro. Pero de lo que no tengo duda es que nos estamos volviendo locos o ridículos no más. Los ciudadanos estamos perdiendo el norte, y la asociación de mujeres que ha presentado el proyecto perdió también el sur, el este y el oeste, por no citar ya a la máxima institución municipal y sus representantes, apoyando y aplaudiendo el invento y, seguramente, sintiéndose más modernos que Madonna.

Jaén, de veras, que no se merece esto. Aquí, como diría el poeta, vivimos gentes sencillas, incluso cultivadas, hombres y mujeres que pensamos en la igualdad como un deber y como un derecho, como algo cotidiano que no merece más comentario, ni más premios. Siento vergüenza, verdadera y profunda, y de igual manera propongo premios para los que no matan, para los que se abstienen de escupir en la alfombra, de vomitar sobre la mesa, para los hijos que no pegan a sus padres, para los que no acosan sexualmente, tampoco de otra forma, para los que no violan... ¡Y así...! Dios mío que paren el tren... que yo me bajo.

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