Repensar el territorio

Hace 11 años daba sus primeros pasos un ambicioso proyecto que trataba de dar cuerpo a la entonces considerada para muchos como una entelequia, las Comarcas Centrales Valencianas (CCV). En 1992, el CEIC Alfons el Vell reunía en Gandia a una representación de las principales ciudades que conforman este eje de influencia, integrado por las comarcas de La Costera, La Vall d'Albaida, La Safor, Marina Alta, El Comtat y L'Alcoià. Del encuentro surgió el compromiso de intentar buscar vías de coordinación intermunicipal y territorial, pero acabó siendo tan sólo una expresión de buenas intenciones. Cuando la idea parecía abocada al olvido, la Unión Europea selecciona el proyecto Cocenveu (Comarcas Centrales Valencianas en la Europa Unida) para su integración en el programa Terra para el desarrollo sostenible de zonas deprimidas. Era el año 1997, y la entonces utópica configuración de un espacio común en las comarcas centrales empieza a despertar el interés de los más escépticos.

El proyecto recibió un nuevo impulso en febrero de 1999, con la constitución en Ontinyent del Consorci per a la promoció, el desenvolupament econòmic, sostenible i l'ordenació territorial de les Comarques Centrals Valencianes, ligado al programa europeo Concercost y dirigido a "concretar" las líneas de actuación entre estas ciudades. El entonces consejero de Economía, José Luis Olivas, acudió al acto y respaldó la iniciativa. Ahí empezó y acabó la participación de la Generalitat en el proyecto. Se pidió entonces sus propuestas a expertos del mundo de la empresa y de la universidad. Los trabajos abordaron aspectos relacionados con las comunicaciones políticas de ordenación del territorio, transportes, industria, situación del mundo rural, demografía, telecomunicaciones, medioambiente, cultura, universidad y el turismo. Con la publicación de los informes el proyecto volvió a desvanecerse.

"¿Después de diez años de planteamientos, estudios e informes en torno al Concercost y las comarcas centrales, qué hemos conseguido?", se pregunta el historiador Jesús Alonso. "Acabado el dinero del Concercost parece que el globo de aire de las comarcas centrales se ha desinflado considerablemente", responde. Un grupo de intelectuales y estudiosos, unidos en torno al Col.lectiu Espai Obert, se ha propuesto recuperar de nuevo el debate sobre el presente y el futuro del proyecto en una publicación titulada Repensar les Comarques Centrals Valencianes. El libro fue presentado ayer en la sede de la Mancomunitat de Municipis de La Safor. Participaron en el acto Juan Piqueras, catedrático de Geografía de la Universitat de València, Francesc Xavier Blay, catedrático de Historia, y la presidenta de la Mancomunitat, Pepa Chesa.

La obra, editada por el colectivo sin patrocinio alguno, pretende "fijar el estado de cuestión actual" del proyecto y aportar elementos para la reflexión. El libro parte de la "definición" del marco territorial de las CCV, geográfico e histórico, a través de un trabajo de investigación realizado por Juan Piqueras. Colaboran el empresario y profesor universitario Enrique Masià; el director de l'Institut Mediterrani de Desenvolupament Sostenible (IMEDES), Juan A. Tomás Carpi; y los biólogos Carles Mansanet, Pep Nebot y Jesús Villaplana. Abordan en sus estudios el "peligro de fractura" en el País Valenciano del concepto de distrito industrial ante la perspectiva del Arco Mediterráneo, así como propuestas para compatibilizar el desarrollo industrial con el medioambiente.

La publicación "pretende recuperar ilusiones pérdidas", señaló ayer Alonso. Pero los participantes ayer en la presentación coincidieron en afirmar que "sin la implicación política" es muy difícil romper tabúes. Chesa, vicepresidenta del Bloc, fue más contundente y acusó al PP de "haber entorpecido el desarrollo ágil" del consorcio de las CCV. Alonso dio una solución: "ilusionar e implicar a la sociedad civil en el proyecto", una deuda todavía pendiente.