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Reportaje:

Mandela pinta sus recuerdos

El Nobel presenta una exposición de cuadros que rememoran sus años de cárcel

Pasó 18 de sus 27 años en prisión en la fortaleza de Robben Island. Y a este testamento de la opresión del régimen racista surafricano, convertido hoy en museo, Nelson Mandela ha regresado en búsqueda de recuerdos. "Veo Robben Island como una celebración de la lucha y como símbolo de la exquisita calidad del espíritu humano más que como un monumento a la brutal tiranía y opresión del apartheid", ha comentado el célebre revolucionario, estadista y premio Nobel.

En su vieja celda de Robben Island, que aún conserva el camastro donde antaño reposó su magullado cuerpo, Mandela sacó el año pasado pinceles, lápices y barritas en pastel de colores luminosos. Una joven artista de Ciudad del Cabo, Varenke Pasche, le había instruido en el arte pictórico y el ilustre principiante tan sólo tuvo que dar rienda suelta a sus recuerdos. Lejos de ser sombrías, las imágenes resultantes expresan esperanza, ilusión, convencimiento.

El ex presidente surafricano dibujó en la misma celda donde pasó 18 años encerrado

La primera cosecha de dibujos de Robben Island se inauguró el otoño pasado en la galería Belgravia de Londres y su éxito ha asegurado la presentación, esta semana, de una segunda serie de trabajos en el interior del antiguo penal surafricano.

"Inicialmente hice bosquejos en blanco y negro, pero las imágenes resultaron bastante sombrías. Pensé entonces que deberían ser una celebración, e introduje el color", ha señalado el político, convertido, a sus 84 años, en pintor. Perspectivas de espacios abiertos observados desde las rejas de la celda, siluetas de manos y puños, bocetos de la antigua fortaleza, dibujados en carboncillo y coloreados en diversas secciones, se incluyen en ambas muestras. "Los dibujos no tratan de mí, sino de mi país. He dibujado manos porque las manos son instrumentos muy poderosos: pueden herir o curar; castigar o exaltar", explicó.

Reproducciones litográficas de los dibujos de Mandela están a la venta tanto en Suráfrica como en Londres. Los precios son altos, desde unos 2.600 euros por una litografía hasta los 15.000 euros por una serie de seis. Pero el interés del público no conoce límites. De acuerdo con la prensa surafricana, dos empresarios británicos pagaron esta semana más de 200.000 euros por hacerse con las pruebas de imprenta. Se calcula además que, en los cinco meses anteriores, el premio Nobel de la Paz ha vendido 1.000 litografías de cinco dibujos.

Cada litografía forma parte de una edición de 500 firmadas personalmente por su autor. Las placas, con un total aproximado de medio centenar, están coloreadas a mano por el propio Mandela. Los beneficios de la venta de ambas colecciones se destinarán a la fundación Nelson Mandela Trust, enfocada al bienestar de huérfanos y niños afectados por el virus del sida. "Es increíble. Es realmente un fenómeno", ha comentado Anna Hunter, propietaria de la galería Belgravia, en referencia a la respuesta del público.

Mandela comenzó a dibujar al dejar las funciones de Estado, en 1999. "No me han dejado jubilarme porque dicen que estuve holgazaneando durante 27 años", broméo esta semana al inaugurar su exposición en Robben Island. Tampoco precisó de mucha persuasión para iniciarse comercialmente en el mundo del arte. La idea surgió de la editora Ross Calder, quien había observado cómo Yoko Ono recaudaba fondos benéficos con la venta de bocetos de John Lennon. Calder recordó recientemente la conversación que mantuvo con Mandela. "Me dijo: puede que yo sea una persona artística, pero está en lo más profundo de mi mente. Costará mucho sacarlo a la superficie".

La experiencia resultó a la larga más sencilla. El antiguo preso del régimen racista blanco asistió el año pasado a clases de arte durante tres meses. Viejos amigos -su compañero de celda Tokyo Sexwakle y Bono, cantante de U2, entre ellos- se dejaron caer de tanto en tanto durante las lecciones. El principiante progresaba, concentrándose en la línea y olvidándose de superfluas florituras, según ha señalado su tutora de Ciudad del Cabo.

La propietaria de la galería Belgravia reconoce la obra de Mandela como certeramente "contemporánea". Pero el éxito comercial de sus litografías posiblemente se debe no tanto a su técnica o creatividad como al hecho de que abren paso con un espíritu esperanzador a un doloroso capítulo de la historia mundial. Mandela sigue inspirando a las viejas y jóvenes generaciones.

Nelson Mandela, durante la presentación de sus cuadros.
Nelson Mandela, durante la presentación de sus cuadros.ASSOCIATED PRESS

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