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AMENAZA DE GUERRA | Cumbre hispano-alemana

Aznar y Schröder disimulan sus diferencias sobre Irak con la cooperación antiterrorista

Palacio afirma que en la cumbre de Lanzarote no se gesta el consenso europeo sobre la guerra

La cumbre hispano-alemana de Lanzarote no dará sorpresas. El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, constataron ayer la amplitud de su disenso sobre la crisis de Irak sin lograr ningún avance, según reconoció el segundo. Tampoco parece que se propongan otra cosa, de manera que el tema central de esta cumbre probablemente no será ni siquiera objeto de una declaración conjunta. Sí quieren los dos líderes disimular la gravedad de esa divergencia. Sus portavoces insistieron ayer en la pujanza de la cooperación antiterrorista hispano-alemana.

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A tenor de lo expuesto por el asesor de política exterior de Aznar, Alberto Carnero, en su breve comparecencia ente los periodistas -los alemanes anularon a última hora la suya-, se diría que el encuentro hispano-germano de Lanzarote versa, ante todo, sobre terrorismo. De él hablaron los dos líderes, que celebraron su gran sintonía tanto en este punto, aunque evidentemente con enfoques internacionales divergentes, como en la necesidad de combatir la inmigración ilegal y reforzar el control de las fronteras exteriores.

También los ministros de Interior, Ángel Aceves y Otto Schily, analizaron temas como el refuerzo de la cooperación entre sus servicios de información, la interconexión de todas la redes europeas de datos o la creación de una policía europea de fronteras. Los ministros de Justicia, José María Michavila y Brigitte Zypries, examinaron, entre tanto, el avance en la entrada en vigor de la orden europea de detención y hasta la posibilidad de que Alemania adopte procedimientos de entrega inmediata, como el de la denuncia oficial, acordados de modo bilateral con Francia.

Incluso el vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, tuvo el terrorismo como tema destacado de sus conversaciones, ya que pidió, y obtuvo en principio, el apoyo de su colega germano, Hans Eichel, para que la UE introduzca las reformas necesarias a fin de que se puedan bloquear automáticamente las cuentas de terroristas "domésticos". Pese a la insistencia española en la necesidad de esta medida, que, tras el 11 de septiembre de 2001, mereció incluso el refrendo de la ONU, la legislación actual de la UE impide su aplicación efectiva, ya que los tratados no contemplan las facultades necesarias. El Gobierno impulsa que se supere ese vacío legal para ampliar su capacidad de actuar contra las financias de ETA.

Cesto de acuerdos

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Con estos mimbres, y con algunas coincidencias básicas sobre el futuro institucional de la UE, donde el reciente consenso franco-alemán facilita la aproximación de la posición española, con compromisos sobre la seguridad marítima, que seguirá obsesionando al Gobierno español mientras el Prestige sea noticia de primera página, y sobre asuntos puntuales, como la supresión de las tarjetas de residencia, se puede confeccionar un cesto de acuerdos que los dos líderes presentarán hoy como saldo positivo de esta cumbre y prueba fehaciente de que la divergencia sobre Irak no les impedirá cooperar en otros ámbitos.

Pero el cesto llevará también todo el vacío de un disenso sobre el que no caben maniobras. Tras una conversación que, según Carnero, fue "larga, cordial y franca", Aznar y Schröder no pudieron constatar más acuerdo que el precario y pobre ya sancionado por los Quince el pasado 27 de enero en Bruselas: que el objetivo común es desarmar a Irak y que el Consejo de Seguridad de la ONU debe tener un papel central en la crisis. El desacuerdo básico se refiere al papel de los inspectores del desarme, que, según Schröder, son cruciales para evitar el conflicto, y, según Aznar, no son en ningún caso el medio idóneo para impedir la guerra. Nada, en definitiva, que no se supiera hace 24 horas.

La ministra de Exteriores, Ana Palacio, dijo que su colega Joska Fisher, le había informado de que la propuesta franco-alemana nunca ha contemplado el envío de cascos azules a Irak, una opción que la propia ministra tachó ayer de "extemporánea". La ministra no parece considerar que haya margen para aproximar las posturas concretas que España y Alemania o Francia mantienen sobre la guerra. Palacio se limitó a señalar que junto a "diferencias innegables, existe una base común muy importante, y sobre ella hay que construir un denominador común que debe ser cada vez más grande".

Ayer, el denominador común no aumentó. Ni Palacio ni Aznar parecían considerar que ese fuera el objetivo del encuentro, ni siquiera como un avance de cara a la cumbre europea sobre la crisis de Irak convocada el próximo lunes en Bruselas. "No se trata de prefigurar nada para el lunes. Europa no es ya sólo de Quince, sino de 27 más uno", añadió la ministra, reclamando el derecho a decidir de los países del Este, que se han alineado junto a Washington con España, Italia y el Reino Unido en esta polémica, e incluso a Turquía, que ha topado con el veto franco-alemán a un despliegue preventivo de la OTAN para protegerla.

En ese ambiente de disenso, Rato presentó a Eichel una propuesta que se refiere precisamente a una de las consecuencias previsibles de esa guerra con Irak que España y Alemania afrontan con perspectivas opuestas. El vicepresidente pidió que Alemania se una al acuerdo ya alcanzado por el propio Rato el pasado lunes con Francia de que la UE coordine las políticas de los Estados miembros frente al previsible aumento continuado de los precios del petróleo, sin que, como ocurrió en la guerra del Golfo, cada país tire por su cuenta.

El presidente José María Aznar y el canciller alemán, Gerhard Schröder, en el aeropuerto de Lanzarote.
El presidente José María Aznar y el canciller alemán, Gerhard Schröder, en el aeropuerto de Lanzarote.LUIS MAGÁN

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