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AMENAZA DE GUERRA | El debate parlamentario

Muchas llamadas telefónicas, tres borradores y el visto bueno de Pujol

El objetivo se cumplió. El PSOE buscó la unanimidad de toda la oposición y vio que podía encontrarla si se ponía el énfasis en que el próximo 14 de febrero el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas diera tiempo suficiente a los inspectores. Los argumentos de los socialistas fueron más convincentes y más acordes con los principios de CiU que los que utilizó el PP.

El desenlace se produjo a las 10.30 de la mañana de ayer con una decisión tomada personalmente por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Tras analizar los tres borradores consecutivos que a primera hora de la mañana le había remitido el portavoz de CiU en el Congreso, Xavier Trias, resultado de las negociaciones entre éste y el portavoz socialista, Jesús Caldera, el líder de CiU decidió que la sociedad unánimemente reclama que los políticos apoyen sin fisuras cualquier iniciativa que busque una solución pacífica a la crisis con Irak y aleje todo lo posible la guerra.

Pujol telefoneó a su conseller en cap, Artur Mas, y al secretario general de la federación, Josep Antoni Duran Lleida, que se encontraban reunidos, y concluyeron que lo más conveniente era votar todos la propuesta capitaneada por los socialistas aunque eso implicase dejar sólo al Gobierno del PP. Otra llamada telefónica, esta vez de Barcelona a Madrid, justo a las 10.30, confirmó la decisión. Al otro lado de la línea, Xavier Trias desayunaba con un grupo de periodistas y les confirmó el sentido de su voto.

A partir de ahí, los teléfonos sonaron intensivamente. Según fuentes de CiU, Duran habló por teléfono con el vicepresidente económico, Rodrigo Rato, que ayer se desplazó a Lanzarote para participar en la cumbre hispanoalemana. El mensaje del Grupo Catalán al vicepresidente fue que cualquier matización debía discutirse en una conversación telefónica de Pujol con el presidente del Gobierno, José María Aznar. Rato, según estas fuentes, vio inviable tal contacto toda vez que Aznar y Pujol ya hablaron por teléfono el domingo día 2 y ambos quedaron en que sería el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, quien se encargaría de cualquier posible negociación.

Los intentos de Rajoy

Ya cerca de mediodía, y desde su despacho en el Congreso de los Diputados, el vicepresidente Rajoy telefoneó a Pujol. Sólo obtuvo buenas palabras del presidente de la Generalitat, quien le expuso que hay un clamor social en contra de la guerra y que los políticos no pueden ir en contra de lo que reclama la sociedad.

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En ese sentido, por ejemplo, destaca la decisión de Artur Mas de retrasar un viaje a Canadá que tenía previsto iniciar esta semana para poder acudir a la manifestación del sábado en Barcelona contra la guerra.

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