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Sanidad recibe un aviso alimentario cada tres días

Colegios, restaurantes, hogares, instituciones militares e incluso hospitales. Cualquier lugar donde se manipulen alimentos puede convertirse en el foco de una intoxicación. Además, si en la cocina contaminada por microrganismos como la legionela se prepara comida para miles de personas, los efectos pueden ser devastadores.

Una estricta normativa que regule los espacios y profesionales que intervienen en la preparación de menús y una intensa actividad de inspección es la forma para "reducir al máximo el número y gravedad de las intoxicaciones alimentarias", según Rosa Ramírez, jefa del Servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad. "Reducir, porque evitarlo completamente en un lugar como Madrid, en el que cada día se preparan millones de comidas, es imposible", añade.

El Servicio de Epidemiología recibe de media un aviso cada tres días sobre una posible intoxicación en la región. Los médicos de la sanidad pública, los propios colegios o los particulares que han enfermado son quienes ponen en conocimiento de este servicio los posibles brotes epidémicos. Una vez alertada, Epidemiología pone en marcha un protocolo de actuación para atajar (o saber lo que ha ocurrido, si el brote ya ha concluido) el foco.

Los técnicos interrogan a todos los enfermos sobre lo que han comido, dónde y en qué cantidad. Luego, los inspectores visitan las cocinas sospechosas de ser el origen del brote. Según la gravedad de las deficiencias, el propietario será advertido o sancionado. En los casos más graves, la instalación puede ser clausurada.

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