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Columna
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Bizantinismos

¿Eran los ángeles celestiales varones o hembras? Tal era, al parecer, el tema que estaban dilucidando los teólogos de Bizancio, allá por el 1453, mientras los otomanos asediaban la ciudad, que terminó por caer en sus manos. Lo irrelevante del tema, cuando acechaba un asunto grave de mayor importancia, originó que la posteridad tachara de bizantino o bizantina toda discusión baldía o inútil. Así les explicaba a sus alumnos del turno nocturno el enlutado, pequeño y enjuto profesor de Geografía e Historia. Las anécdotas ilustrativas del no menos ilustrado profesor atraían la atención de aquellos muchachos tras su jornada laboral en cualquier fábrica o taller. De eso hace ya bastantes décadas, cuando en la capital de La Plana se acudía a un solo instituto de enseñanza media, y cuando la Geografía e Historia no se difuminaban bajo el epígrafe de las Ciencias Sociales. Mucha agua y mucha sequedad arrastraron nuestros barrancos y torrenteras desde entonces, pero los bizantinismos de los que nos hablaba el maestro gozan de una salud prodigiosa.

Valga el ejemplo trivial: se le ocurrió a un destartalado, no demasiado acuciado por el trabajo serio, entrar en las páginas eróticas de las uves dobles y los puntos y lo demás, y bromear con las enaguas y las carnes de una muchacha con el atuendo festivo de castellonera, y cundió la preocupación y el lamento entre los responsables de la Junta de Fiestas, e incluso desde el consistorio municipal se le ofrece el oportuno apoyo, en caso de denuncia, a las gentes de la fiesta que vieron zarandeada su sensibilidad al contemplar las estúpidas imágenes en la red. Ha sido estos días, y es una anécdota bizantina. En primer lugar porque el descalabazado informático utilizó el traje folclórico de castellonera como hubiese podido utilizar el traje festivo de las muchachas de Villachotos de Abajo; en segundo, porque darle audiencia a una idiotez es ofrecerle publicidad gratuita a la tontería; y, por último y en el plano de lo festivo en el que casi todos nos sentimos identificados, porque la laboriosa Junta de Fiestas no debe desperdiciar su tiempo en algo inútil y baldío. Sería como enzarzarse en una de esas intrascendentes e indecorosas polémicas que protagonizan los contertulios de ese programa de cotilleos de nuestra televisión autonómica, de cuyo nombre es mejor olvidarse.

Y es que, sin olvidarnos de la fiesta, son otras las preocupaciones del vecindario; otros los temas de conversación en la calle, en la panadería y el colmado. Los vecinos no suelen abrir, por lo general, la pantalla, ni se interesan por las tonterías eróticas del descalabazado de las uves dobles. Salen a la calle en su barrio, eso sí, cuando sobrevuela un helicóptero sus casas y los uniformados buscan presuntos o reales delincuentes. Que estas cosas también acaecen en Castellón, del mismo modo que hay problemas de drogodependencia, problemas de inestabilidad laboral entre nuestros jóvenes, problemas de violencia de género, problemas de integración de los emigrantes, problemas en un sistema educativo precario o problemas de urbanismo destartalado. Todos esos problemas enumeró Joan Ignasi Pla en Castellón, y vio en todos una mala gestión de la derecha gobernante en los mismos. No le falta clarividencia, pero le faltó concretar el cómo será la gestión de la alternativa de gobierno en esos temas puntuales. Es lo relevante si no queremos reducirlo todo a la polémica baldía preelectoral. Para que todo no nos parezca bizantino como la historia erótica del de las uves dobles.

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