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Columna
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Eje Washington- Generalitat

O sea: el eje de los benditos frente al de los malos, que es el conocido también como eje Irak-oposición. El eje Irak-oposición, dense cuenta si es perverso, que sigilosamente ya ha pactado una conspiración electoral, para desalojar a los héroes populares de la Diputación de Valencia: con tan sólo tres ejemplares que cobre, se lleva por delante la administración provincial, qué es un trofeo como para lucirse. Sueca, Almussafes y Sollana están en el punto de mira. Que se anden con mucho tiento que los del eje maligno van a por todas y no marran. Para su fortuna, para fortuna del triunvirato Zaplana-Olivas-Camps, pasado, presente y futuro de la pasarela de los trapos sucios, la ingeniería de la guerra preventiva, aceitada por Aznar, ha prevenido un contraataque de glamour y seducción: investir de fallera mayor honoraria a Condoleezza Rice.

Sin embargo, el cronista, tiene la impresión de que algo se les ha escapado, quizá muy sagazmente; algo, tal vez, algún que otro flanco. Por ejemplo, el cerrar las listas municipales y autonómicas inoportuna y precipitadamente, sin anotar la quinta a la que pertenecen todos y cada uno de los candidatos. Porque si la guerra se prolonga más de lo previsto y empiezan a movilizar y a llamar a filas que si a ése y a este otro reemplazo y al de más allá, Camps y Pla pueden verse arrastrados a hacer la campaña electoral muy en serio: a escopetazo limpio, en medio de la segunda tormenta del desierto, y a una inicial pegada de cartelería en los carros de combate o en las ancas de algún dromedario. Eso sí, seguidos de una fiel infantería de aspirantes a escaño de las Cortes y a plaza de concejal. O atacan pronto o Federico Trillo, entre jaculatorias y misterios gloriosos, va a mandar al Golfo una tropa de alcaldes excedentes de cupo, y un escuadrón de caballería sin jinetes, de parlamentarios autonómicos, voluntarios y patriotas constitucionales, al mando de Font de Mora, y expertos donde los haya en la voladura de proposiciones de ley del adversario. La guerra preventiva es además una buena excusa para evitar, otra vez, ese incordio de Esquerra Unida obstinada en hacer transparentes, como el licenciado Vidriera, a todos los cargos públicos. Ni que la política fuera un patio de vecindad, donde todo se ventila. Por otra parte, la guerra preventiva que es la última moda que la Casa White ha puesto en el escaparate, les permite a los del PP camuflarse de poceros, para sacar a flote los fósiles de basura, desde el paleolítico hasta el bostezo, que le atribuyen al dirigente socialista Joan Ignasi Pla.

Querámoslo o no, por ese fino papel de cipayo de Bush, con el que Aznar parece jactarse ante la opinión pública y hasta el mundo entero, la estrategia de Washington pasa por Madrid: y si pasa por Madrid, pasa también por Zaplama; y si pasa por Zaplana, pasa necesariamente por la Generalitat; y si pasa por la Generalitat, estamos aviados. Porque según la Generalitat, la Comunidad Valenciana es la locomotora de las demás autonomías; y si ésa es ciertamente la locomotora tan veloz y poderosa que nos pintan, vamos de cabeza a la perdición. Mientras, en uno de sus vagones, aún se juega a hacer listas, a papás y mamás, a familias, a médicos y enfermeras. Qué encanto de escena.

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