José Tordesillas, gran pianista español
Ha muerto en Madrid el pianista José Tordesillas -en realidad, José Cecilia Tordesillas-, nacido en la capital española el 23 de enero de 1922. Fue Tordesillas un músico vocacional y un madrileño castizo. Le conocí en los años de la guerra civil y era fácil al escucharle vaticinar una carrera brillantísima. Por aquel entonces andaba ilusionado en la composición de una zarzuela que nunca terminó, pero los números que los amigos le escuchamos al piano tenían garbo, expresividad y sentimiento.
No era sino el preludio. Siguieron los estudios pianísticos bajo la tutela y amistad de Enrique Aroca; en 1940 obtuvo en el Real Conservatorio el Premio Extraordinario mientras iniciaba sus actividades como solista y en formaciones de cámara. En este aspecto colaboró con el violoncelista Ruiz Casaux y, estrechamente, con Enrique Correa, así como con el violinista Enrique Iniesta y, durante años, con el gran Heinryk Szering, y una vez instaurados los conciertos en Palacio Real, con los Stradivarius de la Real Casa, hizo prácticamente todo el repertorio camerístico con piano. También trabajó con Conrado del Campo y durante más de una década con Alfredo Kraus, para el que creó una serie de canciones populares de Salvador Ruiz de Luna (Talavera de la Reina, 1905). Conocía bien Tordesillas el repertorio vocal -lieder y ópera- por su colaboración con la soprano Rosy de Valenzuela, con la que contrajo matrimonio antes de iniciar sus primeros viajes por Hispanoamérica.
Un capítulo destacado -casi sensancional entonces- fue su tournée por la Unión Soviética en febrero de 1964. Fiel intérprete de los autores españoles, su aportación al mejor conocimiento de páginas apenas frecuentadas comenzó con el Concierto fantástico, de Albéniz, y siguió con la Fantasía castellana, de Conrado del Campo, por no citar el imprescindible repertorio de Falla, Halffter, Mompou, Turina, Montsalvatge o Bernaola, con el Homenaje a Bartok, interpretado con la Orquesta de la RTV Española en 1981. Sus último periodo profesional se ligó a la Sinfónica de la Radiotelevisión como pianista de plantilla.
Tenía Tordesillas una sensibilidad acústica de la que nacía una belleza de sonido insuperable, elemento básico de su poética, compatible con una fuerza virtuosística de gran calado. Como persona fue machadianamente "bueno en el mejor sentido de la palabra". Sirvió a su vocación, pero no a una vanidad de la que carecía su naturaleza generosa para todo y con todos; su "alma alegre" iluminaba su conversación aguda, natural y chispeante. No tuvo las circunstancias propicias, ni más suerte que la de su valía, ya que de los caminos tortuosos no quiso saber nada. Recordaremos a Tordesillas en su entera unidad entre el hombre y la obra.-
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