Ulises S. Grant y la vieja Europa
Ulises S. Grant, un gran presidente de los Estados Unidos, reconoció en sus Memorias que su país se había portado con México al estilo de las viejas monarquías europeas contra las que se habían rebelado, al arrebatarle la mitad de su territorio en 1848.
El secretario de Defensa Rumsfeld vuelve a acusar de vieja Europa a Alemania y a Francia, pero los que repiten la jugada son los Estados Unidos.
Descaradamente, el senador Lugar dice que estas dos naciones no tendrán acceso a las concesiones petrolíferas de Irak si no colaboran, lo que significa, evidentemente, que se las quedarán y las repartirán los Estados Unidos; quédense los iraquíes supervivientes con los arenales. El diplomático señor Powell, claro, asegura que el petróleo pertenece a los iraquíes, pero el vicepresidente Cheney quiere expropiárselo como indemnización de guerra, lo que contradice que pretendan tan sólo liberarles del yugo de Sadam Husein.
Si la guerra se hace a Husein y no a los iraquíes, ¿por qué se han de quedar con un solo barril? Sucede simplemente, claro está, que ésta es otra guerra de conquista, otro expolio.
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