"Nada sirve si no se convence al COI"
Samaranch recuerda a Madrid las claves para conseguir ser sede olímpica
La candidatura de Madrid ha comenzado su carrera hacia los Juegos Olímpicos de 2012. En principio, tiene que consolidar su proyecto para que la ejecutiva del COI, sus 15 miembros, lo aprueben y pase el corte en la primavera de 2004. Luego, aún deberá perfilar su oferta para tener posibilidades contra los pesos pesados. Entre los primeros pasos estará la contratación de consultores extranjeros, quizá tres, para controlar el horizonte. La clave es que, al fondo, siempre estarán los miembros del COI, 126, los personajes esenciales. Juan Antonio Samaranch lo sabe: "Para lograr unos Juegos está muy bien el apoyo del Gobierno, del país, de los políticos y de los medios de comunicación. Incluso tener las federaciones internacionales y los comités nacionales a favor. Pero todo esto no sirve para nada. Los únicos que tienen los votos son los miembros del COI, Convencerlos de que tu sede es la mejor es lo único importante".
La reunión de mayo con las federaciones internacionales, una gran ocasión
Presidente desde 1980 hasta 2001, Samaranch entró en el COI como miembro en 1966, en Roma, cuando Madrid fracasó frente a Múnich 72. El entonces presidente, Avery Brundage, le apadrinó. Incluso le invitó a ir en su coche personal a una audiencia con el papa Pablo VI. Durante el trayecto, Samaranch le preguntó por qué le había defendido con tanta vehemencia y Brundage le contestó con una frase que le impactó: "Lo he hecho porque usted llegará a ser presidente del COI". Acertó.
Samaranch poco podía hacer entonces por Madrid. Tendrían que pasar años aún para el triunfo de Barcelona 92, ya con él en la presidencia y con su diplomacia y su prestigio para que su decisiva influencia diera la sensación de imparcialidad: "Aún existían las visitas de los miembros a las ciudades, prohibidas luego porque de ellas surgían los mayores peligros de corrupción. Y se aprovecharon. Hubo 70 o más. Un grupo de cinco personas, bajo mi orientación, se dedicó a los contactos. Los recibían, les enseñaban la ciudad, visitaban al alcalde y al presidente de la Generalitat y se llevaban una buena impresión. Ahora todo esto está prohibido, pero Madrid tendrá oportunidad de contactar con muchos en la reunión de mayo".
En su libro de memorias, Samaranch dice: "Me esforcé en mantener una conducta independiente y respetar mi posición institucional (...). No quería que se interpretara que yo alentaba favoritismos (...). Si Barcelona debía ganar era porque presentaba el mejor proyecto (...). Incluso reiteré que no haría uso de mi voto. Creo que éste era el mejor servicio que podía prestar a mi ciudad: la independencia del árbitro. Otra cosa era mi actuación privada: me reunía con los dirigentes de la candidatura, estaba en contacto con los responsables políticos (...), hablaba con mis conciudadanos para (...) ofrecerles mis consejos. Yo sabía que los miembros del COI apreciarían mucho esta independencia, ya que se daban perfecta cuenta de que, si Barcelona se imponía en la votación, yo sería el primer presidente que tendría el honor de presidir los Juegos en su ciudad natal. No hay duda de que si Barcelona no hubiera salido triunfadora yo habría considerado el resultado un voto de castigo hacia mi persona y mi mandato. (...) Me habría obligado a dimitir o a cesar (...) en 1989".
En la I Convención Mundial del Deporte, en mayo de 2004, se reunirán por primera vez con la ejecutiva las federaciones de invierno y verano y las reconocidas por el COI, pero que no están en el programa. Esta cita ha sido una magnífica operación de Madrid. Una gran ocasión para aprovechar los contactos de Feliciano Mayoral, director de la candidatura, desde su estratégico puesto de secretario general de la Asociación de Comités Nacionales, que preside el mexicano Mario Vázquez Raña. Entre los miembros hispanos y los afines podrían sumar 24 o 25 votos, importantes al menos frente a París o Londres.
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