San Mamés, un campo esquivo

Cuatro visitas a San Mamés sin conseguir la victoria no es una marca habitual en el Madrid, obligado a medir su tiempo por victorias, pero que últimamente ha pecado en exceso en la Catedral. Quizás por tratarse de un duelo de los clásicos, el Athletic tiende a olvidar en él sus urgencias o las diferencias clasificatorias y apela a su historia para superar el presente y la enorme montaña que supone enfrentarse a un conjunto de lujo como el blanco, capaz de decidir en una décima de segundo.

En los últimos enfrentamientos, en la Liga y la Copa, el Athletic ha logrado, en efecto, imponer su espíritu de bloque a la calidad del Madrid. Si acaso, sólo ha sucumbido a las diabluras de McManaman, que suele moverse por San Mamés como pez en el agua: destrozos por la banda, profundidad y un gol de los que se guardan en la sala de los recuerdos de los aficionados. Las figuras han brillado menos, sometidas a la intensidad de choques viscerales, de ida y vuelta, muy exigentes en lo físico, sin posibilidad de esconderse.

Por todo ello, el Madrid se sabe bien la lección. En las jornadas previas al choque de hoy ha rendido culto a esta cita. Florentino Pérez, su presidente, asegura que la fuerza del Athletic está "en su identidad". Jorge Valdano, el director deportivo, corrobora que es temible su "espíritu de bloque", Roberto Carlos revela que le "encanta" jugar en Bilbao y Vicente del Bosque, el técnico, afirma que "San Mamés es un campo en el que el jugador se siente a gusto". Todo un reconocimiento a la historia, últimamente esquiva.

Al Athletic le preocupa el presente. De perder ante el Madrid, y en combinación con otros resultados, podría caer a los puestos de descenso, algo que no le ha ocurrido jamás al término de la primera vuelta, algo que no le ha ocurrido nunca en sus 104 años.

En plenas muestras de respeto, Jupp Heynckes repetirá con una defensa de cinco futbolistas y cuenta con el retorno de Urzaiz en detrimento de Ezquerro. Del Bosque tiene la baja por sanción de Helguera, que dejará su lugar a Pavón. El resto, los de siempre. En pleno juego limpio, Heynckes se ha acordado del árbitro, Undiano: "Un debutante en San Mamés al que le deseo lo mejor".