La Guardia Civil desoyó la petición vecinal de que rastreara la alberca
Indignación y, ante todo, mucha rabia. Ésos eran los dos sentimientos que se palpaban ayer en los alrededores de la estación depuradora de la urbanización de La Beltraneja. Los vecinos, que conocían desde hacía años al fallecido, no podían creer que, tras casi once meses de búsqueda, el pequeño estuviera tan cerca de su casa. Pero menos aún podían comprender cómo la Guardia Civil no les hiciera caso: "Cuando desapareció el niño, una de las puertas de la depuradora estaba abierta. Dónovan pudo caerse dentro si andaba por los alrededores. Desde el primer momento tuvimos el presentimiento de que el niño estaba ahí", señalaron dos vecinas de La Beltraneja, María Luisa Pérez y Ana Isabel Gutiérrez.
Y ese presentimiento les llevó a pedir de forma reiterada a muchos de los vecinos de la urbanización (280 chalés) que la Guardia Civil rastreara a fondo la alberca. Pero todas las peticiones cayeron en saco roto. El subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Jonás Picazo, intentó dar una explicación, pero ésta no convenció a los vecinos allí reunidos: "Primero se rastreó a pie, después se utilizaron perros especializados de la Guardia Civil y por último se ha optado por un análisis más minucioso de la zona. En este punto nos hemos retrasado por el permiso del propietario de la parcela y la autorización del juez. Además ha habido que usar maquinaria especial para sacar el lodo", explicó el subdelegado del Gobierno.
Camiones cisterna
Los trabajos para recuperar el cuerpo y las pertenencias de Dónovan continuaron durante todo el día. Al lugar se desplazaron agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) del instituto armado, que fueron ayudados en sus trabajos por bomberos de la provincia. También fue necesaria la presencia de dos enormes camiones cisterna de una empresa especializada en el bombeo de aguas fecales.
Los trabajos dieron nuevos resultados cuando comenzaba a anochecer, sobre las seis de la tarde, cuando los buzos de la Guardia Civil y los bomberos de Guadalajara extrajeron tres bolsas de material de entre las aguas residuales, entre el que se encontraban el cráneo del niño y las zapatillas deportivas que llevaba Dónovan. Las bolsas contenían fango procedente del fondo de la alberca, que fue remitido a los laboratorios de Criminalística del instituto armado para comprobar si hay restos orgánicos del menor o algún indicio que permita determinar cómo murió. El titular del juzgado que instruye el caso ha decretado el secreto del sumario.
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