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Reportaje:La jornada de Liga | FÚTBOL

Contra las cuerdas

Los jugadores del Barça ratifican su confianza en Van Gaal, cuya continuidad amenaza un Gaspart también cuestionado por la afición

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Va pasando el tiempo (sólo queda un partido para acabar la primera vuelta), se reproducen las derrotas (ya suman más que las victorias) y no escampa la tormenta en el Camp Nou, sino que, a día de hoy, los truenos y relámpagos son sobrecogedores para el Barcelona. Al abrigo del mismo paraguas continúan el presidente y el entrenador, refrendado por un plantel que prefiere darle cuerda a encomendarse a Joan Gaspart, capaz de cualquier cosa por tantos y tantos meses como lleva conteniéndose, esclavo del fichaje de Louis van Gaal y de dos años y medio de desgobierno.

No encuentra la directiva otro alivio que el del calendario, que, más que nada, le permite ganar tiempo. No vuelve el Barça al Camp Nou hasta el 9 de febrero, cuando recibirá al Athletic, de manera que dispone de tres semanas para decidirse; de dos partidos, en Vigo y en el Manzanares, para reconducir una situación parecida a la que se produjo después de la derrota contra el Sevilla, atemperada con la goleada de Mallorca.

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Pero, a falta de noticias, hay detalles que ponen a Van Gaal contra las cuerdas. La junta ya ha dejado dicho que no le concederá ni siquiera el fichaje de Hasselbaink, muy avanzado antes del partido contra el Valencia. Una decisión que se interpreta como una pérdida de confianza hacia el técnico, que ayer prefirió encerrarse en su despacho a dirigir la sesión matinal.

Van Gaal puede ceder en cualquier momento, aun cuando en la madrugada del domingo anunció: "Entre todos, nos hemos conjurado para sacar al equipo adelante". El mismo interés que le llevó a regresar le impide ahora dimitir. No perdonará, como ocurrió la primera vez, ni un euro y su destitución cuesta seis millones. Los problemas de liquidez maniatan a la directiva. No hay que descartar, sin embargo, un relevo si la junta encuentra alguien que valga la pena, cosa muy difícil, a no ser que se cuente entre ellos a gente como César Menotti o Radomir Antic, pues en el Camp Nou no hay secretario técnico ni entrenador que quiera ponerse el mono de trabajo.

El mercado se ha complicado y la opción de Carlos Bianchi se esfumó cuando Van Gaal fue ratificado tras el 0-4 de Son Moix y el argentino regresó al Boca Juniors. Pese al marcador de Mallorca, varios directivos eran partidarios de prescindir del holandés y se mantienen en sus trece si se halla un sustituto, sin atender a los partidos de por medio. Pero las intenciones de Gaspart son un misterio. La impecable trayectoria europea del equipo y la falta de alternativas fiables le permite de momento devolverle la pelota a Van Gaal.

Otro asunto es la crisis institucional, agravada por la proliferación de opositores a la gestión de la junta y por los sucesos que vienen protagonizando los grupos radicales en el Camp Nou. Gaspart ha anunciado que convocará una asamblea para someterse a una moción vinculante de los socios sin que hoy se sepa todavía la fecha, la hora y el orden del día.

El problema está en boca incluso del presidente de la Generalitat. Jordi Pujol expresó ayer su "disgusto, que no es el primero de este año", por la derrota ante el Valencia, aunque espera que "sea el último". "Pero no puedo ni debo decir más. No es cosa mía", precisó tras insistir en su "pesar" como culé "por el significado que tiene el Barcelona más allá del estricto fútbol".

"El compromiso es ser una piña, apoyar al técnico y ser responsables de la situación del equipo", terció Bonano. "Van Gaal no es el responsable", sentenció Xavi. A Gaspart ni se le nombra en el vestuario.

Louis van Gaal, durante  el partido contra el Valencia.
Louis van Gaal, durante el partido contra el Valencia.VICENS GIMÉNEZ

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