Mucho orden, poco talento

Un guión bilardista. Sin goles, sin oportunidades, sin juego. Nada ofreció un encuentro plano y gris, indigesto para el aficionado. El Villarreal y el Espanyol obtuvieron un punto y lo entendieron más como un premio que como un castigo: quedaron tan contentos. Javier Clemente, por puntuar fuera de casa, y Benito Floro, porque mantiene la ventaja en la tabla sobre su rival. Pero, evidentemente, con argumentos como los expuestos ayer, castellonenses y catalanes tendrán que aplicarse mucha cirugía estética para no ver las orejas al lobo al final de la temporada.

Nadie fue capaz de inventar nada. Y los defensas fueron los amos: Soldevilla y Lopo, Unai y Ballesteros, se lucieron con sus despejes de cabeza y patadones a seguir.

El asunto ya olía mal nada más ver las alineaciones. Las bajas obligaron a Clemente a retocar su equipo. En jugadores, posiciones y esquema. Sin De la Peña, Maxi ejerció de mediapunta. Sin Tamudo, Milosevic se quedó solo en el ataque. Y en la defensa Amaya suplió en la derecha la ausencia de Bertran. En el otro bando, Floro usa centrales para todo. Si falta un lateral, reconvierte a un central. Si falta un pivote, coloca a un central en esa demarcación.

En definitiva, el Villarreal sólo inquietó al Espanyol en una incursión de Belletti que no halló rematador y en una ocasión de Aranda, que falló solo ante Sergio. Eso fue todo en un largo encuentro de patadón y bostezo, con demasiado orden y escaso talento.