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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Albita Cama, editora

Albita Cama, la esposa del pintor Vicente Rojo, pertenece a la migración española que, sin desistir nunca de sus lealtades republicanas y de los cambios que al respecto los tiempos exigían, se adaptó con rapidez a México, no propiamente en calidad de ciudadanos de dos países, sino de mexicanos que integraron con eficacia a la realidad distinta las técnicas y las tradiciones de España. Tres generaciones de republicanos se incorporan en un plazo brevísimo a la vida del país en las tareas editoriales (el Fondo de Cultura Económica, en su primera etapa, es empresa de españoles), en la medicina, el cine, la ciencia, las imprentas, la docencia...

La familia de Albita, que nace en Barcelona, se instala en la Ciudad de México a fines de la década de 1930, y ella crece en un medio aún normado por la lucha antifranquista y la esperanza de volver, cada día menos convincente. Estudia hasta la preparatoria en escuelas para hijos de españoles, pertenece a la Juventud Socialista Unificada, participa en movilizaciones políticas. Allí conoce a Vicente Rojo con el que, desde el principio de su matrimonio, construye la unidad inquebrantable.

Al tiempo que desarrolla su notable obra pictórica, Rojo renueva el diseño gráfico en México, es un director artístico de varios suplementos culturales, y es uno de los fundadores de Ediciones Era. También, de manera discreta y muy inteligente es un estímulo notable de escritores y artistas. Albita lo acompaña e interviene críticamente en las discusiones, en una etapa de cambios fundamentales, donde, con éxito inesperado, se intenta renovar la vida editorial, la política, la cultura, la creación plástica. Es el tiempo de la ampliación del canon literario, con Octavio Paz, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Carlos Fuentes, Jaime Sabines, y de la renovación de criterios pictóricos con el Salón Independiente que promueve Vicente Rojo. También, aparecen editoriales y revistas culturales.

En esos años, ir a casa de Albita y Vicente resulta algo más, mucho más que un mero rito social. Al tanto de lo que se escribe, se pinta, se compone, se lleva a escena, son, por ejemplo de los primeros en darle al bienvenida en México a Gabriel García Márquez, y figuran en una extraordinaria puesta de Alejandro Jodorovski (La ópera del orden, una sola representación por cortesía de la censura) y son los anfitriones regulares de Fernando Benítez, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Juan García Ponce, José Luis Cuevas, Francisco Toledo, Augusto Monterroso, Luis Cardoza y Aragón, Jaime García Terrés. También, invitan a músicos, pintores, escritores jóvenes. Si existe tal cosa como un salón literario sin pretensiones ni rivalidades, éste se encuentra en la casa de los Rojo.

Por su cuenta, Albita coordina para el Fondo de Cultura Económica una serie de monografías: Emiliano Zapata, José Clemente Orozco, Julio Cortázar, Diego Rivera, Luis Buñuel, Alfonso Reyes, Nicolás Guillén, Carlos Pellicer, recopilaciones excelentes de textos y fotos. Hasta el final, prosigue con sus tareas múltiples, mientras se va desvaneciendo la antigua colonia de emigrados, y se consuma la integración definitiva en México de sus descendientes.

En la etapa anterior a la voracidad de la globalización. Albita Rojo es un ejemplo de la lealtad crítica a dos tradiciones.

Albita Cama falleció el pasado día 8 de enero en Cuernavaca, en el estado mexicano de Morelos.

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