Vibrantes minutos finales

El Alavés aprovechó al límite las facilidades que ayer le dio el Betis y, con su gol en el último minuto, dejó en los jugadores del equipo vrdiblanco, que se habían adelantado en el marcador justamente en la jugada anterior, una mueca absurda, de decepción supina, provocada en el fondo más por su falta de concentración defensiva que por los aciertos del cuadro vitoriano.

Sólo en los últimos 15 minutos funcionó el Betis. En ese cuarto de hora sí creo juego. Llevó el balón al área de Dutruel desde las bandas, con remites de Joaquín y César, y el portero francés se las vio y deseó para prolongar el empate. Y en el último suspiro, o eso creían los béticos, no fue esta vez Assunçao el que apareció, sino Joaquín, que recibió un gran pase en profunidad de Casas para batir por bajo a Dutruel con el exterior de su precisa bota derecha.

Pero fue sacar el balón del centro, con los jugadores béticos aún celebrando su gol y el público pidiendo la hora, pasados los dos minutos de descuento, cuando una inocente falta de Arzu a 15 metros del área grande sirvió, merced a la desconcentración que sufrió toda la tarde la defensa del Betis, para que Turiel, acompañado por otros dos compañeros solos en el segundo palo, recibiera el balón franco y batiera a Prats.

Lo anterior a ese cuarto de hora final de emoción, fútbol y goles, casi todo el resto del partido, fue para olvidar por contrario al espectáculo. El Alavés afrontó el partido con mucha concentración y velocidad y maniató a la perfección a un Betis que sigue nervioso, atenazado, demasiado afectado por las bajas. Sólo un chispazo de Joaquín al borde del descanso sirvió para que Fernando pusiera el primer tanto en el marcador al batir a Dutruel de cabeza.

Pese a lo psicológico del gol bético, el Alavés no se vino abajo en la reanudación. Su orden se combinó con el desastre defensivo del rival. Un pelotazo sirvió a Magno para despistar a Juanito y plantarse ante Prats. El empate vitoriano espabiló al Betis, que recuperó su tono, su ambición, su atrevimiento, en esos 15 últimos minutos. Y así llegó el gol de Joaquín. Y cuando la grada se las prometía felices, la empanada de la defensa bética propició un nuevo empate del Alavés, que deja a los locales sumidos en su crisis de enero.