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René Carron | Perfil

Un 'campesino' para el Agricole

Un desconocido como René Carron, que preside Crédit Agricole desde el 2 de diciembre, se ha permitido arrebatar Crédit Lyonnais de las barbas de BNP Paribas, entidad financiera inherente al paisaje bancario de Francia. El hombre que hasta los 42 años de edad se dedicó a explotar su pequeña empresa agrícola tiene ahora la oportunidad de convertirse, a los 60, en el presidente del segundo banco de la zona del euro, en caso de que la fusión intentada entre Agricole y Lyonnais llegue a buen puerto.

Nacido en Saboya, tierra recia del sureste del país, Carron cultivó la genética bovina, la aplicó a la mejora de la producción de leche y esperó hasta 1981 para obtener su primer puesto bancario, que consistió en la presidencia de la caja local de Crédit Agricole en Yenne, su localidad natal. Un año después sucedió a su padre como presidente de la caja agrícola de Saboya. La izquierda intentó contar con él cuando Edith Cresson era primera ministra y la derecha le ofreció también carrera política, pero él sólo quiso ser alcalde de su pueblo y vicepresidente del consejo comarcal.

Este hombre sin complejos y nada parisiense, tiene fama de persona de acción y de diálogo entre los pocos que le conocen. Su perfil le viene como anillo al dedo a un poder político que proclama las virtudes de la Francia de abajo frente a tanto inspector de Hacienda, enarca (funcionario emanado de la Escuela de Alta Administración) e intelectual gauchista que influyeron en anteriores gobiernos, hoy despreciados sin disimulo alguno.

Para acercarse a la cima del poder bancario fue necesario que el ministro de Economía, Francis Mer, convocara una subasta en fin de semana del 11% del capital que el Estado poseía aún en Crédit Lyonnais. El accionista histórico de este último, Crédit Agricole, se había negado a comprar esas acciones a 44 euros, y hete aquí que BNP Paribas ofreció 55. Agricole sancionó este fracaso deshaciéndose de su anterior presidente y colocándose en las manos de Carron, hasta entonces al frente de la federación de cajas agrarias.

El nuevo presidente cogió el toro por los cuernos y Agricole tardó menos de dos semanas en ofrecer 56 euros por cada acción de Lyonnais que le vendían los demás socios del banco del león, BBVA incluido. Tampoco le ha costado mucho convencer al presidente de Lyonnais, Jean Peyrelavade, artesano de las nacionalizaciones del primer Gobierno de Mitterrand y hoy satisfecho de cerrar una página de la historia de un banco privatizado que necesitó de cuantiosos fondos públicos para salvarse de la quiebra durante su paso por el Estado.

SCIAMARELLA

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