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Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Discípulo contra maestro

Irureta confiesa, ante el Atlético-Depor de hoy, que siempre imitó a Luis

"He tratado de imitarle, ¿para qué engañarnos?", confiesa Javier Irureta (Irún, Guipúzcoa; 1948). El espejo en el que se mira desde hace 493 partidos el actual técnico del Deportivo es Luis Aragonés (Madrid, 1938), el del Atlético, que, con 704, es el más duradero en la historia de la Liga. "Es un profesional excelente y poco dado a las teorías. Es trabajador, pragmático y muy directo", dice el vasco, con la admiración del discípulo rendido, de su maestro. Ambos volverán hoy (19.00, Teletaquilla) a verse las caras desde sus respectivos banquillos.

Sus caminos se cruzan y entrecruzan desde 1968, el año del mayo francés. Irureta aterrizó entonces en el Atlético de Vicente Calderón que Luis acaudillaba como jugador. Coincidirían en el campo siete temporadas. "Conviví mucho con él en la caseta. Era un auténtico líder, con muchísimo carácter y un peso muy fuerte al tomar las decisiones. Era un auténtico ganador", recuerda Irureta de Luis; "él tenía sus amigos de Madrid de toda la vida, pero luego con quien salía a tomar cañas era con Ufarte y Adelardo, que eran los de su quinta".

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Curiosamente, Irureta jugó un papel importante en el debú de Luis como entrenador. Corría 1975 y el argentino Juan Carlos Lorenzo había sido destituido. Calderón le llamó como tercer capitán de la plantilla, tras el propio Luis y Adelardo, así como a Gárate, para pedirles consejo: "Poco a poco, nos fue llevando hasta Luis. Primero, nos preguntó qué nos parecían Di Stéfano, Bumbel o Puskas y después soltó lo de Luis, que ya tenía el título, diciendo que era el mejor conocedor de la plantilla. Estuvimos de acuerdo".

Irureta, también recuerda con nitidez la transformación paulatina de El Zapatones en El Sabio de Hortaleza: "Al día siguiente, me llamó la atención que Luis llevaba una carpetita bajo el brazo y él, la verdad, nunca había sido un hombre de papeles". Más detalles: "Luis era muy descuidado con su vestimenta cuando era futbolista. No daba importancia a esas cosas. Pero, como preparador, cambió su indumentaria y vistió con mucho más rigor y seriedad". ¿El momento crucial del cambio?: "Cuando nos empezó a llamar de usted; incluso a sus íntimos, como Ufarte".

"Luis es un gran defensor de su vestuario. Su carácter es duro, pero siempre tiene un gesto para los suyos", describe Irureta, que añade: "Conoce el mundo del fútbol como nadie y sabe escoger las palabras precisas para llegar a cualquiera. Es un gran psicólogo. Y práctico, no uno de esos teóricos que no conocen la vida real".

Irureta se despidió de Luis en 1975 al ser traspasado al Athletic. Luis no quería que se fuera y se enfrentó a Calderón: "Recuerdo que no había dinero y me tenían que vender, pero él se negaba. Tanto fue así que me llevó al primer partido de la Liga y me puso en la alineación, pero entonces Calderón le ordenó que prescindiera de mí. Y, al final, me marché".

Antes de eso Irureta había marcado el primero de los dos goles necesarios para ganar la Copa Intercontinental en 1975, ante el Independiente de Avellaneda, argentino. Luis ya estaba en el banquillo. Su primer título: "Lo celebró, pero nunca ha sido de celebraciones. De haber querido meterle en la ducha, no habría aceptado".

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