Los inspectores de la ONU usan por primera vez sus helicópteros

El presidente de Irak, Sadam Husein, reiteró ayer sus críticas a la misión de desarme de la ONU, pero sobre el terreno sus palabras no se tradujeron en una reducción o cese de la cooperación con los inspectores. Los equipos de expertos recurrieron ayer a los helicópteros por primera vez desde que iniciaron su trabajo hace seis semanas.

A pesar de las acusaciones de espionaje pronunciadas el día anterior por Sadam Husein, ni los medios oficiales iraquíes ni la ONU se hicieron eco de que Bagdad hubiera presentado una protesta formal al respecto. Al contrario, según el portavoz de los inspectores, el japonés Hiro Ueki, aseguró que los funcionarios iraquíes siguen cooperando igual que en días anteriores.

"Ninguno de nuestros inspectores ha informado de cambio alguno en la actitud de los iraquíes", aseguró Ueki. Las visitas continuaron ayer como de costumbre, con la única novedad de la utilización de los helicópteros para alcanzar una fábrica de fosfatos situada en la localidad de Al Qaim, a unos 400 kilómetros al oeste de Bagdad, cerca de la frontera con Siria.

Los 12 inspectores viajaron a bordo de tres helicópteros blancos con las siglas de Naciones Unidas en inglés, UN, y escoltados por dos aparatos iraquíes.

La fábrica de Al Qaim ya fue visitada por los inspectores el pasado 10 de diciembre. Ueki declaró entonces que la instalación industrial había estado vinculada en el pasado a la producción de uranio a partir del mineral que se extrae en la región.