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"La opinión de Gil no tiene valor"

Otero, Carreras y Santi replican a su presidente por acusarlos de ser inútiles para el Atlético

Dos horas después de ver cómo el Atlético perdía (4-3) en Vila-real su tercer partido sucesivo -ante el Alavés, el Racing de Santander en el estadio Calderón y el Villarreal-, el presidente del club, Jesús Gil, dictó una sentencia inapelable contra tres de sus jugadores. Con nombres, con apellidos y hasta con el DNI para resaltar su edad: Santi, Carreras y Otero. Les condenó por "demasiado veteranos y fantasmones" y aseguró que "no dan la talla para jugar en la Primera División".

Veinticuatro horas después de haber salido del hospital con un marcapasos regulando los latidos de su corazón, Gil se volvió a sentir joven y apasionado. Así, se desbocó otra vez. Pero en esta ocasión no ha encontrado el habitual silencio sumiso que sucede a sus excesos. Jorge Otero, un defensa voluntarioso, a punto de cumplir los 34 años, ya con arrugas en la frontera de los ojos y cuyo contrato concluye en junio, no se refugió en los tópicos de rigor y le replicó con dureza: "Si viniese de un profesional o del entrenador, habría que tener en cuenta esa opinión. Pero, viniendo de quien viene, no tiene ningún valor".

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Los tres jugadores acusados por el iracundo dedo índice de Gil, cada uno a su manera, con mayor o menor sinceridad, respondieron por turno a su dirigente. Dolido y enfadado, Otero tachó la actitud de Gil como "una falta de respeto". Carreras, también defensa, de 30 años y con compromiso en vigor hasta 2004, se mostró sorprendido y decepcionado. Mientras escuchaba a Gil en la Cadena SER, dijo, creía que estaba "soñando". Sólo Santi, también miembro de la cobertura, de 28 años, con contrato hasta 2005, uno de los capitanes y superviviente del equipo que ganó en 1996 la Liga y la Copa, fiel a su estilo diplomático, intentó pasar de puntillas por el asunto: "Sería un calentón".

Retraso en los cobros

Un calentón incendiario que ha inflamado aún más al vestuario rojiblanco, ya de por sí agitado por los continuos retrasos a la hora de cobrar los sueldos. Otero confirmó por primera vez en público lo que ya se sabía: el club adeuda las dos últimas mensualidades a sus futbolistas y las demoras a la hora de percibir las fichas anuales son constantes desde la temporada pasada. Incluso respondió con ironía a la amenaza de Gil de "no pagar ni un duro más". "Dice que no debemos cobrar. Pues, de momento, nos debe ya dos meses", comentó para matizar a renglón seguido que no se toma en serio la advertencia de Gil: "Lo que se firma está para cumplirlo".

Sus compañeros se apiñaron en torno a Otero, Carreras y Santi. "El entrenador [Luis Aragonés] y los demás componentes del plantel nos han apoyado y nos han dicho que ellos también están dolidos y se sienten identificados con nosotros", reveló Carreras. "El míster nos lo ha dejado bien claro. Apoya a los jugadores, está a muerte con nosotros", subrayó Otero. "Hemos charlado con Luis y nos ha tranquilizado. Él lo tiene muy claro", concluyó Santi. Precisamente, algunas de las críticas de Gil también apuntaron a Luis. En ese sentido, dijo que se pregunta en voz alta por qué se empeña en alinear a los jugadores aludidos y deja al conjunto "con ocho".

Entristecido, Carreras dio vueltas a la misma idea una y otra vez sin atreverse del todo a reprochar a Gil su postura: "Duele que te marquen y te señalen así, pero él es el presidente, el que manda, y no se le puede contestar no te puedes enfrentar a él. Ni puedo ni quiero dar mi opinión". Otero, menos comedido, pero igual de molesto, sí se atrevió a recordar a Gil una de las leyes no escritas del fútbol: "Hay temas de los que no se debe hablar en público".

Los tres jugadores también se defendieron en el aspecto futbolístico. Así, Carreras reflexionó: "A mí no se me puede pedir que meta el último gol. Soy una persona consecuente. Estoy satisfecho de mi labor y orgulloso de vestir la camiseta que llevo". Otero también se autoafirmó al recordar que sus compañeros y él aportaron su "granito de arena" al ascenso. Santi también se reivindicó tímidamente y mencionó que lleva en el club "ocho temporadas": "Intento hacer las cosas lo mejor posible".

Otero, que, después de su desahogo, aseguró que no merece la pena "meter más mierda", concluyó con un guiño humorístico y se despidió comentando: "Después de todo, hay algo positivo en las declaraciones de Gil: está claro que el marcapasos le funciona".

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