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Sharon ataca al líder laborista en respuesta al bajón en los sondeos

La tensión preelectoral comienza a sentirse con fuerza en Israel. El primer ministro, Ariel Sharon, aprovechó la reunión semanal del Gabinete para arremeter contra su rival del Partido Laborista, Amram Mitzna. Después de que los escándalos recientes del Likud hayan comenzado a pasar factura a su candidatura y de ver cómo baja progresivamente en las encuestas de opinión, Sharon parece haber hecho del ataque su mejor defensa. "El plan de Amram Mitzna, que en esencia es una prolongación del de [Ehud] Barak, es un plan irresponsable y erróneo", declaró Sharon, matando dos pájaros de un tiro. A su vez, los laboristas respondieron acusándole de "histérico".

Por un lado, el candidato del Likud descalificó el programa de su contendiente, que se basa en la retirada inmediata de la franja de Gaza, la reanudación de las negociaciones con la Autoridad Nacional Palestina, independientemente de quién la gobierne, y practicar una separación unilateral de Cisjordania, en el caso de que dichas negociaciones no llegaran a buen término en el espacio de un año. "En nuestro próximo Gobierno los principios de Amram Mitzna no formarán parte de nuestra agenda diplomática", agregó Sharon, lanzando también una indirecta al candidato laborista, con quien las urnas le podrían obligar a formar un Ejecutivo de unidad nacional, si se confirma la incipiente hemorragia de votos.

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Además de meterse con Mitzna, al que calificó de "carente de experiencia", Sharon hizo alusiones a su predecesor en el cargo, Ehud Barak, quien el fin de semana había realizado unas durísimas declaraciones contra los dirigentes del Likud. En una entrevista concedida al Canal 2 de televisión, Barak acusó a sus rivales de sembrar el temor en los corazones de la gente, aprovechándose del terrorismo para obtener un rédito electoral. Esto provocó la indignación de algunos ministros. Entre ellos, la ministra de Educación, Limor Livnat, quien condenó a su vez las declaraciones de Barak, calificándolas de "incitación".

Fraude electoral

La nueva actitud beligerante de Sharon, que hasta ayer había sido muy correcto con Miztna y prácticamente había ignorado la gestión de su antecesor, está íntimamente relacionada con las acusaciones de fraude electoral y de financiación irregular del partido que penden sobre su hijo Omri. La unidad antifraude de la Policía Nacional anunció ayer que dispone de pruebas y testimonios suficientes para interrogarle en relación con las primarias del Likud, lo que podría causar la pérdida de más votos todavía.

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Según la radio pública israelí, Omri, que es un importante miembro del partido, deberá acudir junto a uno de los ministros, que no llegó a nombrar. Ambos estarían supuestamente relacionados con un militante con antecedentes criminales, Shlomi Oz, que se vio obligado a dimitir esta pasada semana como jefe de la agrupación del Likud en Ramat Gan, un próspero suburbio de Tel Aviv.

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