"Estamos acostumbrados a una televisión ñoña"

Verónica Forqué (Madrid, 1955) no se prodiga mucho en televisión. Desde su última incursión con Pepa y Pepe, en 1995, no había pisado un plató, y no por falta de proyectos interesantes, según reconoce ella misma. Con La vida de Rita, la serie que TVE-1 estrena este martes, la actriz madrileña se reencuentra con los espectadores. Dirigida por Manuel Iborra (Orquesta Club Victoria, El tiempo de la felicidad), narra la vida de unos personajes descomunalmente dispares. Rita (Verónica Forqué) es una mujer separada, con dos hijas, que regenta un bar-restaurante-billar con sus socios, Samuel (Juan Echanove) y Cucho (Pepón Nieto).

Pregunta. La vida de Rita estrena la nueva temporada de TVE. ¿No es mucha responsabilidad?

Respuesta. Sí, es mucha presión. En este oficio quizá llegue un momento en que pueda relajarme, pero cada vez te sientes más responsable para no defraudar. Espero que la serie guste a los espectadores. Yo me siento especialmente satisfecha, y la verdad, hemos puesto mucho corazón, pero no se puede estar toda la vida esperando el éxito porque empobrece como persona.

P. Usted no se prodiga mucho en televisión. ¿Por qué ha tardado tanto tiempo en volver?

R. Después del éxito de Pepa y Pepe tuve muchísimas ofertas, gracias a Dios, pero nada me pareció lo suficientemente emocionante. Se me tienen que mover las tripas cuando leo algo, y no encontré el vehículo adecuado para volver. También creo que se debe dejar descansar a la gente para que no diga: "Ya está aquí otra vez esta pesada". Además, mi papá había muerto [José María Forqué], mi hija sólo tenía siete años y decidí dedicarme a mi familia.

P. ¿Qué hay de Verónica Forqué en el personaje de Rita?

R. Rita es irónica y un poco cínica y ha coqueteado con el alcohol, y Verónica no. Pero coincidimos en muchas cosas. Por ejemplo, somos maternales, generosas y fuertes, con un sentido de la moral muy personal pero sólido y muy poco resignadas.

P. En la serie fuman, beben, dicen tacos y hablan de sexo. ¿No cree que es un poco salvaje?

R. Sí, quizá el lenguaje sea un poco bestia. Pero en qué casa o qué chica de 20 años no dice tacos. Estamos acostumbrados a una televisión ñoña, y esta serie es descarada y nada hipócrita, aunque debajo siempre subyace el amor, la amistad, el deseo de llevarse bien y saber perdonar.

P. También es una producción más culta que la media. Citan a Holbein, Hölderlin, Chet Baker...

R. Hay una obligación moral con el público. No es bueno darle las cosas tan facilonas y masticadas. De vez en cuando hay que picarles un poco la curiosidad para que conozcan otras cosas, aunque sea a través de una serie de televisión dirigida a todos los públicos. Y no es el propósito de La vida de Rita epatar. Manuel Iborra, además, es el autor menos pretencioso que conozco, pero, claro, habla de las cosas que le gustan.

P. Por cierto, ¿se siente más cómoda trabajando a las órdenes de su marido, Manuel Iborra?

R. Me encanta. Con Manuel, evidentemente, es más emocionante. Para él, yo soy una mezcla de Ava Gardner, Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, Meryl Streep, así que me exige más. Ja, ja. De todos los directores se aprende mucho, pero con ellos me muestro más natural que con mi pareja.

P. ¿Y le resulta fácil separar la vida privada de la profesional?

R. No la separamos. Llevamos 21 años juntos, tenemos una hija y nos va muy bien

P. No sé si sabe que va a competir con Hospital Central, de Tele 5, que tiene muy buena audiencia. ¿Le preocupa?

R. Son muy diferentes. Una es más dramática, y La vida de Rita, más cómica y divertida. TVE ha apoyado mucho la serie y espero que la mantenga el tiempo suficiente para que los espectadores se encariñen con los personajes.

P. Ha dirigido para teatro La tentación vive arriba. ¿Le gustaría realizar una serie de ficción?

R. Sí, tras 26 años en este mundo, hay en mí cierta vocación de directora, así que me encantaría.