La abuela también escribe a Baltasar

250 vecinos mantienen viva la ilusión por los Reyes de los 53 ancianos de la residencia municipal de Durango

La carta que un hombre de 90 años escribe a los Reyes Magos puede ser más emotiva que la que garabatea un niño. Los 53 ancianos de la residencia Uribarri de Durango aguardan con impaciencia desde hace semanas esta visita. Llevan meses pensando en lo que pedirán. Y es que, desde hace casi un siglo, Sus Majestades detienen sus carrozas la tarde del día 5 durante su cabalgata para entregar personalmente a cada anciano los obsequios que esperan. Los mayores siguen ahora viendo cumplidos sus sueños gracias a la colaboración de 250 vecinos de este municipio vizcaíno, que se preocupan de adquirir personalmente los presentes. "Están todos muy ilusionados desde hace tiempo. Piensan con mucha antelación lo que van a pedir y hasta dejan de comprar algunas cosas, porque se las van a poner los Reyes", explica la directora de la residencia, María Villar.

En realidad, la mayoría no puede escribir cartas y simplemente describe a los responsables de la residencia lo que desea. Casi todos optan por prendas de vestir u objetos de aseo, pero a veces también hay sorpresas. "Hace algunos años, un hombre nos pidió un canario que cantara bien, con su jaula. Y no fue un fácil de localizar, pero lo conseguimos", recuerda Juan José Gaztañazatorre, concejal del PP de Durango y uno de los responsables de esta cabalgata de Reyes que organizan las Congregaciones Marianas al menos desde 1905. En otra ocasión, un hombre pidió una carabina de aire comprimido, pero los responsables de la residencia le persuadieron para que cambiase de idea. Al final, cada residente es agasajado con una media de cuatro obsequios, entre los que abrirá dos cajas sorpresa.

En principio, no hay límites de precio. "Muy pocos piden regalos caros pero, si se da el caso, se pasan a las familias que tienen mayor poder adquisitivo para que los compren", dice Gaztañazatorre.

Margarita Zumarraga, una de las residentes, cumplirá 81 años el 22 de febrero. Para entonces, espera haber estrenado el conjunto de jersey y chaqueta de lana que ha pedido. "Es lo más práctico para estar aquí. El año pasado, me echaron también una falda gris y un jerseicito rosa", cuenta.

Lágrimas

A sus casi 82 años, Sebastiana Longarte no recuerda si la chaqueta que viste se la regalaron los Reyes, pero sabe que Melchor, Gaspar y Baltasar siempre le traen "muchas cosas" y estas Navidades espera un pijama y unos zapatos nuevos. Algo más joven es Fernanda Baena, de 68 años, aunque aguarda con idéntico entusiasmo la visita de los Magos: "Me gusta una cosa mala la Noche de Reyes. En Navidad voy a casa de mi hermana, pero en Reyes me quedo en la residencia. Este jersey que llevo y otro los voy a dejar para diario y voy a pedir otro para salir las fiestas".

La cabalgata de este municipio es una de las pocas donde las cajas envueltas en papel de color guardan verdaderos regalos. Los ancianos aguardan a Melchor, Gaspar y Baltasar en una de las salas de uso común de este centro dependiente del Ayuntamiento. "El momento en el que los Reyes les llaman por su nombre es sobrecogedor. Algunos van llorando en busca de los regalos", apunta Gaztañazatorre.