Lo humano y lo divino

La literatura y los dioses -título afortunado, tanto como el libro- describe la unidad de una pareja cuyos miembros se necesitan. Un repaso a 25 siglos paganos, cristianos, laicos, sin olvidar el hinduismo, muestra a unos dioses intermitentes. La sobriedad occidental -Hölderlin dixit- los ha reducido a nombres literarios. El acontecimiento y el resplandor de los dioses han sido heredados por la poesía, las revoluciones políticas, el arte, el amor o la nada. Idealismo alemán y simbolismo francés nutren este ensayo sobre la literatura absoluta, así que no es raro que Mallarmé se erija en el nudo riquísimo de un hilo visible que viene de Grecia y llega ileso (porque Calasso lo salva) hasta nosotros. Acostumbrados a llamar literatura a cualquier secuencia escrita, este ensayo embriaga por la inteligencia de su autor, la convocatoria simultánea de miríadas de conocimientos y por la sucesión de una prosa que parece de fuego. Conserva vestigios del fulgor que tiene la palabra pronunciada, pues fue dictado en Oxford bajo la especie de ocho conferencias. Ejemplifica así la alta tensión entre retórica y poesía que exige para la literatura. Al elegir el género sublime para comunicar su pensamiento, Calasso queda incorporado, junto con su libro, al áureo equilibrio de las cosas.