"Vuelvo a las ideas que tenía cuando empecé para seguir componiendo al estilo Guinjoan"
Una suite del propio Guinjoan que tiene un positivo interés en su breve desarrollo, con ideas interesantes tratadas con verdadero arte que hacen un conjunto sugestivo adaptado muy bien a las posibilidades expresivas del piano". La cita, extraída de una crónica publicada el 27 de abril de 1960 por el Diario de Las Palmas, hace referencia al estreno en el teatro Pérez Galdós de Suite opus 1, número 1, la primera partitura compuesta por Joan Guinjoan (Riudoms, Tarragona, 1931), que él mismo estrenó en el recital con el que se despidió de los escenarios como pianista. Convertido en uno de los más destacados compositores españoles del último cuarto del siglo XX, Guinjoan regresa a Canarias de la mano de su festival de música -que comienza el próximo martes- para estrenar el 9 de febrero en el teatro Guimerà de Santa Cruz de Tenerife y el 11 del mismo mes en el auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas su última obra, Archipiélago, una suite sinfónica encargo del festival que el compositor ha creado inspirándose en aquella primera partitura.
"He mirado hacia atrás para seguir adelante. Componer es una tarea ardua y angustiosa para mí, pero siento una irrefrenable necesidad de seguir escribiendo música. Me hace sentir vivo", dice Guinjoan. Con un amplio catálogo de más de cien obras, el compositor ha buscado su propio lenguaje -"el estilo Guinjoan", le llama él- a lo largo de los últimos 40 años a través de múltiples tendencias. "He tenido una etapa dura, de obras muy complejas y difíciles en las que no había ni la más mínima concesión al lirismo, pero después de la Sinfonía número 2 'Ciutat de Tarragona' (1998), siento que he empezado una nueva etapa en la que me he vuelto más lírico, más clásico".
Una etapa en la que Guinjoan mira hacia atrás, a sus inicios como compositor. "Me vuelven a la cabeza las ideas que tenía cuando estudiaba composición en la Schola Cantorum de París. Ideas que desechaba hace más de 40 años por considerar que eran demasiado clásicas. En ese momento, las ideas me bullían en la cabeza, pero no las desarrollaba porque no tenía la suficiente experiencia y temía caer en el clasicismo. Ahora tengo la experiencia y vuelvo a esas ideas para desarrollarlas y seguir componiendo al estilo Guinjoan".
¿Un paso atrás? No lo consi
dera así el compositor. "Ahora me siento bien con estos temas que surgen de mi pasado. No considero que sea un paso atrás en mi carrera, es una evolución, como en otros momentos he evolucionado hacia otros caminos. Me siento bien y por ello he compuesto Archipiélago tomando elementos temáticos que usé en mi primera partitura, una obra que estrené en Canarias, adonde regreso con esta nueva partitura que es un homenaje a las islas y a ese recital con el que me despedí de los escenarios como pianista".
Archipiélago, que será estrenada por la Orquesta Bruckner de Linz bajo la dirección del estadounidense Dennis Russell-Davies, es una suite orquestal integrada por siete piezas que no tienen más título que el carácter de su movimiento. "Ha sido una coincidencia que me salieran siete movimientos y que esa cifra coincida con el número de islas del archipiélago de las Canarias, pero una coincidencia feliz", asegura el compositor, que ha hecho uso del lenguaje atonal para escribir la partitura. "No es una música descriptiva, es música en el sentido más abstracto de la palabra en la que cada movimiento de la obra tiene una estructura y autonomía propias".
Aunque los médicos le han aconsejado dejar de componer para evitar el estrés que hace unos años le dio un susto en forma de infarto, Guinjoan no parece decidido a complacer a los galenos. "Es que es mi vida", dice mientras enumera los encargos que por ahora llegan hasta 2005. Pero lo que más feliz parece hacer al compositor es el estreno, previsto para el 3 de noviembre de 2004 en el Liceo de Barcelona, de su única ópera, Gaudí, una partitura encargada por la Olimpiada Cultural de Barcelona que, con libreto del escritor Josep Maria Carandell, el compositor terminó en 1992. "Es la primera y seguro que la única ópera que haré, pero aprendí mucho componiéndola y ahora sólo deseo verla sobre un escenario", asegura.
Apuesta por los creadores
EL FESTIVAL de Música de Canarias en la primera cita musical del año en un mundo de festivales que florece en pleno verano. Flor de invierno, el de Canarias, que en la edición de este año, la 19ª, ofrecerá un total de 21 conciertos desde el próximo martes y hasta el 16 de febrero en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, es un festival en el que se dan cita, año tras año, las grandes orquestas, directores y solistas a varios miles de kilómetros de las principales capitales europeas de la música clásica. Un festival que pese a los grandes nombres que por él desfilan -este año, entre otros, Daniel Barenboim al frente de la Staatskapelle de Berlín, Riccardo Chailly con la Royal Concertgebouw Orchestra, o Riccardo Muti con la Filarmónica de la Scala de Milán- ha apostado fuerte, desde la 6ª edición, por los creadores contemporáneos encargándoles obras.
A los nombres, entre otros, de Tomás Marco, Luis de Pablo, Cristóbal Halffter, Sofía Gubaidulina, Wolfgang Rihm, Alfredo Aracil, Krzysztof Penderecki, Arvo Pärt, Hans Werner Henze, Antón García Abril, Friedrich Cerha o Luciano Berio, a quien en la pasada edición el festival encargó un nuevo final para la ópera de Puccini Turandot, se unen en esta edición el de Joan Guinjoan y Karlheinz Stockhausen, quien estrenará en el festival el próximo 2 de febrero bajo su dirección, en el auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas, Hoch-Zeiten, quinta escena de Domingo de luz, la sexta ópera del ciclo de siete óperas, una para cada día de la semana, que integran Licht (Luz), obra monumental que el compositor alemán empezó a escribir en 1977 y que tiene previsto terminar en 2005.
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