Las mejores voces de América recrean los temas de Greg Brown
Ani DiFranco o Shawn Calvin participan en 'Going driftless'
A pesar de una discografía que comprende 17 títulos y tres décadas largas como cantautor, Greg Dane Brown (Iowa, 1950) sigue siendo un perfecto desconocido en España, donde siempre ha resultado difícil hacerse con sus grabaciones. Ahora, un álbum de homenaje reivindica al compositor de obras como The poet game o Further in como uno de los artistas más influyentes del folk estadounidense contemporáneo.
El trabajo lleva por título Going driftless y congrega a 14 influyentes artistas femeninas en torno a algunas de las más celebradas composiciones de Brown. Ani DiFranco, Lucinda Williams, Victoria Williams, Shawn Colvin, Mary Chapin Carpenter, Iris DeMent, Lucy Kaplansky o Eliza Gilkyson son algunos de los nombres más ilustres que relucen en los créditos del álbum. Las hijas del cantautor, Pieta, Zoe y Constie Brown, se suman a la fiesta con una recreación del tema Ella Mae, mientras que otras intérpretes menos populares, como Karen Savoca o Robin Lee Berry, propician algunos de los pasajes más suculentos del disco.
Este tributo corrobora el ascendente que las canciones de Brown, tiernas y cáusticas a partes iguales, han tenido sobre toda una generación de jóvenes cantautores estadounidenses. De hecho, DiFranco -diva del folk-punk y ejemplo de fecundidad creadora- ya había testimoniado su fascinación por el de Iowa en su canción This bouquet, del álbum Not a pretty girl. Con anterioridad, docenas de artistas ya habían incorporado algún tema de Brown a su repertorio; entre ellos, el guitarrista Carlos Santana, que obtuvo un relativo éxito al grabar They all went to Mexico junto a Willie Nelson.
A Greg Brown se le ha comparado con Robert Frost, William Faulkner y hasta Bruce Springsteen por su singular habilidad para retratar los paisajes y el paisanaje de la América más cruda y genuina. En lo musical, oscila entre el folk, el blues, el country añejo y hasta el gospel, ya que su padre ejerció como predicador. Pero el rasgo más característico es ese profundo timbre vocal de barítono, una exhibición de hondura a la que quizás sólo se pueda encontrar parangón con un trovador mucho más popular: el canadiense Leonard Cohen.
"Mis seguidores son un puñado de viejos achacosos como yo", asegura el corrosivo Brown. "Sucede, simplemente, que algunos de sus hijos escucharon mis discos mientras crecían y ahora se les ha ocurrido ponerse a cantar mis canciones".
El pretendido anciano parece conservarse, no obstante, en perfecta forma. Este año ha vuelto a suscitar críticas muy elogiosas con un nuevo disco, Milk of the moon, y confiesa que, después de doscientas y pico canciones, aún encuentra motivos para escribir. "Cada vez que empiezo una canción, procuro olvidar lo ya andado y mirar siempre hacia delante. Jugar con las palabras, con la música y con el ritmo constituye un íntimo placer. Y sí, confío en que aún pueden hacerse muchas cosas que nadie ha hecho antes".
Babelia
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