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Las importaciones asiáticas acaparan la venta de calzado en los pequeños establecimientos

Los fabricantes españoles sólo representan el 30% en el tramo del comercio minorista

Los países asiáticos exportaron a España más de 46 millones de pares durante el primer semestre del año. Esta situación arrincona a las empresas españolas que sólo disponen del 30% del mercado nacional. La situación, según Rafael Calvo, presidente de la Federación de Industriales del Calzado Español (FICE), requiere nuevos planteamientos y estrategias que pasan por cubrir las necesidades del comerciante minorista. El objetivo de los fabricantes es crear grandes centros de distribución para los pequeños comerciantes, que se adapten a sus necesidades.

Los minoristas del calzado generan un volumen de negocio en España de más de tres millones de euros, por lo que supone una pieza vital para el funcionamiento de las empresas alicantinas del sector del calzado. La importancia de recuperar cuota de mercado nacional es más acuciante ante "la situación de crisis internacional que vivimos y por la pérdida de mercados importantes como el de Alemania y Estados Unidos", indicó Calvo.

China lidera desde hace dos décadas la exportación de calzado a España, y en sólo los seis primeros meses de este año logró vender más de 24 millones de pares. A estas compras de calzado de menor calidad pero de precios más bajos se suman otras potencias asiáticas como Vietnam, Tailandia, Indonesia, Corea del Sur o Malasia. En total, sólo en el primer semestre estos países lograron introducir en el mercado español cerca de 46 millones de pares.

No obstante, una gran parte de esta producción entra para su comercialización posterior en terceros países. Sin embargo, la venta de calzado amarillo en España ha dejado una cuota de mercado para el productor español muy limitada, de apenas un 30%.

El presidente de la FICE considera que la "situación del mercado interior español está cada vez más difícil por la cuestión de la importación que, como denunciamos hace muchos años está aumentando" cada año a un ritmo medio del 11%.

Las razones de esta situación son claras para el máximo responsable de la Federación española: España se ha sumado en los últimos años a los países industrializados que no pueden competir con el bajo coste de su mano de obra. "España es hoy un país desarrollado y con capacidad de compra, así que es lógico que otros países productores quieran vender aquí como nosotros queremos vender en todo el mundo", explicó el dirigente de la patronal del calzado . Este fenómeno, es el mismo que vivió España entre los años setenta y hasta finales de la década de los ochenta, cuando los fabricante españoles introducían sus productos en países de nuestro entorno gracias a la diferencia del precio de la mano de obra, inferior a la de otros países europeos.

Esta situación obliga, por tanto, a los empresarios a apostar por un cambio de estrategia para ganar terreno a las importaciones. El presidente de la FICE lo tiene claro: "Sólo tenemos que aplicar los mismos parámetros que hemos utilizado para hacernos con parte del mercado exterior", es decir, trabajar con el pequeño comercio, según propone Rafael Calvo. "Hay que trabajar con el pequeño comerciante porque las grandes superficies tienen capacidad financiera para comprar en todo el mundo y, además, sólo compran a determinadas marcas", argumentó el presidente.

Pedidos cortos

El mercado minorista de calzado tiene unas características muy concretas que requieren una especial atención por parte del productor. El pequeño comerciante necesita pedidos cortos, carece de capacidad de almacenaje y requiere una rápida reposición de los productos.

Por ello, el objetivo de la FICE es concienciar a los grandes productores españoles para repetir el modelo que ha hecho al calzado competitivo en el resto de mercados internacionales. La idea básica es crear una especie de grandes almacenes para los pequeños comerciantes. Desde este almacén se pueden establecer los mecanismos suficientes para dar satisfacción a los pedidos cortos de cada empresario y en el tiempo que cada demanda que requiera.

El sistema persigue que el empresario productor sirva de punto de unión para un gran número de pequeños comerciantes y llene los vacíos que éstos por sí solo no pueden cubrir. "Es un sistema similar al que utilizamos en el mercado exterior, donde hay una gran marca con canales de distribución y que, al mismo tiempo, dispone de una multitud de empresas que trabajan con él", dijo el empresario.

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