La adolescencia y los 'graffiti'
Son varias las motivaciones que están promoviendo esta aventura creativa esencialmente urbana: por un lado, la busca de una notoriedad y publicidad de los grafiteros, y por otra, la realización de la obra colectiva, grupal, donde todos firman o la firma es de todos, añadido al riesgo que comporta la misma. No basta con plasmar en su barrio sus dibujos y sus fantasías adolescentes, sino que buscan lugares de difícil acceso y en muchos casos prohibidos. Así, el poder introducirse en las cocheras del metro o del tren, parar trenes en marcha, burlar la vigilancia de la policía o los vigilantes jurados incrementa su ansiedad creativa.
Lo importante no es solamente "el hacer", sino la plasmación de la obra en una foto (que se envía a sitios especializados que comprueban la "veracidad" de la firma), que inmortalice su acto vandálico / creativo. Esta forma viajera de los graffiti la relataba un adolescente diciendo que lo máximo es pintar un avión de una compañía aérea transoceánica de forma que ellos puedan viajar a través de su obra al otro lado del Atlántico.
La búsqueda de la identidad grupal a través de las pinturas es uno de los elementos más cohesionadores de esta actividad. Buscan su identidad también diferenciándose de otras pinturas de otros grupos y de esta forma ser reconocidos ante la mirada de otros. Para esto tienen que invadir una zona (a veces enemiga), marcar el territorio y realizar su "obra". La búsqueda de notoriedad y de una identidad grupal ("una firma"), donde se une lo narcisístico (notoriedad) con la demanda de ser admirados (poder ser reclamados y reconocidos por otros), convierte esta actividad en una de las proyecciones sociales de la adolescencia de hoy día, que condensa y persigue el vértigo por el riesgo, los aspectos creativos y las conductas asociales en este periodo de la vida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.