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Entrevista:HISTORIA

"Internet está en recesión en España", asegura el fundador de la primera 'web'

Jordi Adell puso en marcha en 1992 el primer servidor 'gopher' y la primera 'web' española, cuya existencia fue recogida por Tim Berners-Lee en su censo de páginas de Internet con la expresión "Experimental in Sep 93"

Jordi Adell es un hombre sencillo que aparece en todas las reseñas históricas de la Red en España. Premio Pionero de Oro de la Internet Society, profesor y director del Centro de Educación y Nuevas Tecnologías de la Universidad Jaume I (UJI) de Castellón, tiene 42 años. Apasionado hoy como ayer por la Red y la docencia, es el líder de un legendario grupo humano que en el verano de 1992 puso en marcha el primer servidor gopher -sistema que listaba y jerarquizaba archivos para consultar- de España y, poco después, la primera web. "Ni siquiera guardamos copias de seguridad, ni un diario".

Pregunta. ¿Cuándo entró en funcionamiento el servidor web?

Respuesta. A principios del 93 y lo registramos en el CERN en septiembre. Corre todavía alguna copia de la lista de servidores web del mundo que mantenía Tim Berners-Lee y, en "Spain", aparece sólo el nuestro, con la etiqueta: "Experimental in Sep 93". La diferencia entre esta lista y la web actual es impresionante.

A 9.600 baudios

P. ¿Qué hacía un pedagogo en Internet?

R. La descubrí allá por el año 1990, con mi amigo Toni Bellver. De hecho, jugábamos con redes antes de Internet, conectados a EARN, una red universitaria formada por mainframes IBM. Era terrible. No había nada en tiempo real. Para bajarte un fichero tenías que pedirlo y volver al día siguiente. Cuando se crea la UJI, en 1991, y nos conectamos a Internet, toda la universidad funcionaba con una línea a 9.600 baudios.

P. ¿Qué había en la primera web?

R. Nada. Un título y cuatro enlaces. Uno al gopher, otro al directorio de la UJI, otro a la lista de gophers de España y una especie de bienvenida. En aquella época, no contábamos las horas. Recuerdo estar tan obsesionado que soñaba con el gopher bastantes noches. Una mañana me desperté con la solución a un problema que teníamos sobre los menús, que no estaba bien documentado.

P. ¿Había más gente experimentando en España?

R. Sí, pero no demasiada. En las Jornadas Técnicas de RedIRIS podíamos ser 25 o 30 personas como mucho. Nos conocíamos todos. RedIRIS desempeñó un papel esencial para el crecimiento de la red porque a universidades y centros de investigación les salía prácticamente gratis conectarse. Las listas de correo de RedIRIS nos mantenían informados y en contacto. De hecho, Internet en España durante mucho tiempo fue RedIRIS, con gente de un nivel altísimo.

P. ¿Cómo era la relación con los primeros proveedores de acceso?

R. Goya empezó muy pronto y fue el único proveedor privado durante bastante tiempo. No teníamos tanta relación como con las universidades, pero compartíamos intereses. Era gente que tenía una visión y que se adelantó a su tiempo.

P. En 1996 pusieron en marcha uno de los primeros y últimos buscadores hispanos, que cerraron en 1999.

R. Lo mantuvimos tres apasionantes años y nos permitió seguir la evolución de Internet en España de un modo muy directo. Pero llegamos a un punto de no retorno: había cumplido sus objetivos como proyecto de investigación y, o se convertía en un portal al uso, o dedicábamos las energías a otros proyectos. También se consideró el cansancio de pasar los fines de semana manteniéndolo. Todavía recibimos mensajes de pésame por su cierre.

P. ¿Cómo de ser punteros en Europa se pasa a la cola?

R. Lo de "punteros" es un poco optimista, simplemente no estábamos tan atrás como ahora, cuando las cosas han vuelto a su sitio. Tampoco somos punteros en presupuesto de I+D o de educación. España ya ha perdido varios trenes y el de la sociedad de la información es el último. Tendríamos que correr como locos para alcanzarlo. Internet no son adolescentes enviando SMS y algunos políticos y altos cargos de compañías deberían tomar nota: Internet en España está en recesión.

P. Sí, parece que todo va más lento...

R. Es posible que el vértigo se haya terminado, pero no ha parado la innovación. Ahora asistimos a la tremenda embestida de lobbies que ven peligrar sus ingresos si la tecnología de la información es utilizada libremente. Pero el movimiento del código abierto está en una fase apasionante, en la que el objetivo ya no es el servidor o el ordenador del hacker, sino el escritorio del usuario final. Y asistimos a desarrollos tan interesantes como el peer-to-peer en entornos educativos, las redes inalámbricas, la mensajería instantánea libre, los canales de sindicación de noticias... Iniciativas como Linex, en Extremadura, son sumamente interesantes. Veremos muchas cosas todavía. Internet está en su adolescencia. Yo estoy muy ilusionado.

P. ¿Qué le sedujo de Internet?

R. Al principio, era divertido porque había muchas cosas que aprender. Después nos fuimos dando cuenta de algo más. Vinton Cerf lo definió muy bien: la primera Internet era como un pueblo en el que se conoce todo el mundo y todas las puertas están abiertas. Ahora, Internet para mí es un sentimiento. Mantengo una relación pasional con ella. Me ha dado muchísimo, más de lo que yo pueda devolver en varias vidas. Y me tomo algunas cosas como algo personal: el spam, aquellos que la ven sólo como un lugar donde hacer negocios, etcétera Esa gente no ha comprendido nada y no tiene nada que aportar al resto.

Internet de personas

P. ¿Qué aprendió de Internet?

R. Muchas cosas, pero dos me marcaron para siempre: la disposición de todo el mundo a ayudar a los demás, sin necesidad de conocerse y sin esperar nada a cambio, y la inmensidad de cosas que puedes aprender. Para un pedagogo, es el paraíso del autoaprendizaje. Internet no son ordenadores y cables, sino grupos de personas que comparten unos valores y los practican. La ética del hacker encarna lo que ha hecho grande Internet, más allá de la pericia técnica, y esos valores marcaron a una serie de personas que vivimos esos primeros momentos. Tuvimos la suerte de que había menos confusión y era más fácil que los veteranos te socializaran.

P. ¿Sobrevive ese espíritu?

R. No sólo sigue vigente, sino que está en franca expansión entre la gente joven. Lo encarnan movimientos como el Open Source, los hackers, activistas digitales, las iniciativas para liberar la literatura científica, etcétera. Internet creció demasiado deprisa para que los valores iniciales se generalizaran. Pero no desaparecieron. Llegó savia nueva, ideas e intuiciones que la han mantenido como el lugar donde pasan las cosas.

P. ¿La educación será algún día sólo on line?

R. En sus primeras etapas, no. En fases superiores, es posible, si la combinamos con la presencial o la usamos como medio para la formación durante el ciclo vital. Hoy por hoy, una universidad presencial no es sustituible por estudios a distancia, y menos con el enfoque industrial predominante en la formación por Internet. Es curioso, pero las universidades on line no suelen publicar las cifras de abandono de sus estudiantes. Se necesita mucha motivación.

P. Un día declaró que se arrepentía de cosas dichas en los viejos tiempos. ¿Puede saberse de qué?

R. De cierto tono tecnófilo-ingenuo y determinista que destilaban algunas de las primeras cosas que escribí. Hoy creo que todo irá más despacio de lo que nos imaginábamos. Los cambios que podría introducir la Red afectan a intereses poderosos que no están dispuestos a disolverse sin más y que no han encontrado la manera de reconvertir su negocio a la era digital. Así pues, me arrepiento de mi ingenuidad inicial.

Jordi Adell.
Jordi Adell.ÁNGEL SÁNCHEZ

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