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Reportaje:

Hacia la absolución del zar

84 años después del fusilamiento, la familia imperial rusa pide la rehabilitación de Nicolás II

La familia imperial rusa se ha dirigido a la comisión estatal para la rehabilitación de las víctimas de la represión comunista con el fin de que ésta absuelva a Nicolás II, la zarina Alejandra y a sus hijos. Todos ellos fueron fusilados el 17 de julio de 1918 en el sótano de la casa del comerciante Nikolái Ipátiev, en Yekaterimburgo, por un grupo de bolcheviques. La decisión fue tomada ante el avance del Ejército Blanco y el peligro de que los monárquicos liberaran al zar. Cuentan que el pelotón de fusilamiento no logró matar a todos instantáneamente: las hijas tuvieron que ser rematadas, ya que se habían colocado sus joyas bajo la ropa con la esperanza de salvarse.

"Si no los rehabilitan, significa que el Estado justifica los crímenes que se cometieron en 1918", dijo ayer Alexandr Zakátov, secretario de la familia imperial rusa, al explicar los motivos por los que se han dirigido a la comisión adjunta al presidente. Aunque la comisión de rehabilitación funciona desde los años noventa, no habían podido recurrir a ella ya que no había documentos jurídicos que certificaran la muerte del último zar y su familia. Sólo en 1998, tras una compleja y polémica investigación, el Gobierno ruso reconoció que los restos de nueve personas encontrados en 1991 en los alrededores de Yekaterimburgo pertenecían a Nicolás II, a tres de sus hijas y su séquito. Ese año, el 17 de julio, los restos del zar y sus hijas fueron sepultados solemnemente en la catedral de San Petersburgo.

Los representantes de la familia imperial mostraron ayer los certificados de defunción del zar y sus hijas, entregados por el Registro Civil Central de San Petersburgo. Especial hincapié hicieron en que la muerte de Anastasia, la menor de las hijas, ha sido probada, lo que demuestra que quienes se hacían pasar por ella no eran más que impostoras. Los análisis de los huesos encontrados en 1991 mostraron que entre ellos había restos de Anastasia, Olga y Tatania. Sin embargo, aún quedan puntos oscuros relacionados con la matanza: los restos de dos hijos, el zarévich Alexéi y la gran duquesa María, siguen sin aparecer. Zakátov aseguró que la rehabilitación del último zar no busca ninguna compensación económica ni significa que los Románov tengan pretensiones de restablecer la monarquía. "La Casa Imperial no quiere imponerse; lo que desea es servir a su amada patria. Sin embargo, si el pueblo quisiera restablecer la monarquía, debe saber que hay un heredero", señaló Zakátov.

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