Vandellòs I se extingue
La central nuclear ya está preparada para desaparecer físicamente 30 años después de su entrada en servicio
Una persona nacida en Vandellòs en 1970 difícilmente recordará otro paisaje en la costa de su municipio que el enmarcado por el enorme cajón blanco y rojo del edificio del reactor de la central nuclear Vandellòs I. Ahora, los ojos de esta persona deberán acostumbrarse a otro paisaje: el de un edificio más pequeño, verde y azul, que se integra mejor en el entorno. Pero el treintañero de Vandellòs tendrá que esperar a cumplir 57 años para que nada le recuerde que en aquella zona de la playa funcionó una central nuclear.
En tres meses, la empresa pública Enresa finalizará cinco años de trabajo de desmantelamiento de la central y dejará el reactor preparado para la fase de latencia, que durará 25 años, tras los cuales su radiactividad habrá disminuido a niveles que permitirán acabar con todo vestigio nuclear, aunque a pocos centenares de metros se levanta Vandellòs II, una moderna central atómica en plena fase de producción.
Vandellòs I era una central de grafito-gas que empezó a funcionar en 1972 y era propiedad de la empresa Hispano-Francesa de Energía Nuclear. El 19 de octubre de 1989 sufrió la avería más grave registrada en un complejo atómico en España -aunque no lanzó radiactividad al exterior-, lo que le valió su cierre. El grave accidente (un fuerte incendio en la zona no atómica del complejo) puso en evidencia problemas de falta de preparación en los bomberos, carencias en la comunicación externa y graves fallos en el plan de emergencia nuclear de la zona, y avivó el movimiento antinuclear. La orden de clausura del Gobierno llegó en 1990, cuando ya el Consejo de Seguridad Nuclear, autoridad máxima en materia atómica en España, había calificado el accidente como el más grave acaecido en una central española.
El principal problema del desamantelamiento de Vandellòs I, explicó ayer el director de las obras, José Ramón Armada, ha estribado en la gran cantidad de material: 310.000 toneladas de productos variados, de las que se estimó que 2.000 son radiactivos. Enresa ha seguido un sistema previo de clasificación de materiales, aprobado por el Consejo de Seguridad Nuclear, en función de si son radiactivos o no. En el primer caso, se procedió a su limpieza para que pudieran ser tratados como convencionales o a su expedición para ser almacenados en El Cabril (Córdoba).
Armada recalca que las previsiones de 2.000 toneladas de residuos contaminados se han convertido sólo en 1.200. En el caso de la gran cantidad de materiales no contaminados, como hormigón, escombros o material férrico, se ha procurado reutilizarlos en el propio emplazamiento para rellenar huecos y el resto han sido enviados a vertederos controlados.
Tanto el presupuesto para el desmantelamiento -14.800 millones de pesetas- como los plazos se han cumplido con precisión. Armada considera que el trabajo en Vandellòs I ha dotado a Enresa de una gran experiencia, que les permite asesorar desmantelamientos en otros países del mundo y afrontar el cierre de la central de Zorita (Guadalajara), previsto para 2006.
En estos cinco años han llegado a trabajar en el complejo 1.773 personas, de las que 245 lo hacen en la actualidad. El edificio del reactor ya ha sido reemplazado en su totalidad y se ha instalado un mirador en la cúspide, porque el emplazamiento será un lugar de visita.
El edificio blanco y rojo ha sido sustituido por uno menor de color verde y azul. El lunes, el CSN dio su visto bueno al almacén de grafito triturado. Un total 1.100 toneladas de camisas de grafito, material que servía para la sujeción del combustible atómico, se alojarán en 200 contenedores en el sótano de la nuclear, bajo el reactor.Los últimos trabajos de acondicionamiento están previstos para los primeros meses de 2003. Y la nuclear ya está preparada para la fase de latencia.
Durante 2003, el CSN aprobará el plan de latencia de la central. Cuando esto suceda, sólo quedarán cinco trabajadores, además de los de vigilancia, pendientes de examinar la temperatura, la presión y la humedad en el interior del cajón del reactor. Así hasta 2027.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.