La argentina Erica García presenta su disco 'Amorama'

La argentina Erica García inicia hoy, junto a Bunbury, su andadura musical española, desde que hace unos meses se instalara y publicara aquí su último álbum, Amorama. Erica Laura García, nacida en el barrio de Palermo (Buenos Aires), comenzó su carrera al frente de un trío de rock llamado Mata Violeta, con el que encaró con naturalidad la tradicional masculinidad del rock and roll argentino: "Fue muy lindo. Yo tocaba la guitarra desde los siete años en casa y de manera autodidacta. Aquel grupo fue mi escuela en el escenario: ensayar un mes y salir a tocar ante mil ochocientas personas como sea. Eso fortaleció mi identidad de mujer sin sufrir por serlo". A raíz de la separación del trío en 1995, Erica se lanzó como solista y en 1997 editaba su primer disco, El cerebro. Pero el reconocimiento en su país llegaría en 1998 con el álbum La bestia, que contenía el éxito Vete destino. Este disco la llevaría a tocar no sólo en Argentina, sino también por Miami y California. En este paraje de tanto glamour rockero, alcanzó su máximo logro profesional: salió nominada a los Grammys como mejor artista latina. Erica recuerda que "estaba de gira por California sola, con mi guitarra acústica, y el último día tocaba en el histórico club Whisky a Go-Go de Los Ángeles. No sabía que, por pura casualidad, aquel día estaba allí la gente del jurado de los Grammys".

Desgarro y diversión

Amorama es un disco fresco en el que se combina la tradición del rock argentino, una frivolidad interpretativa que recuerda a los artistas españoles de los ochenta y un gusto por los últimos sonidos del rock de ahora: "Es el espíritu de lo que yo hago. Con una parte de autoconfesión, de profundidad, de arriesgar, y otra parte de juego. Es como decir que, a pesar de todo el desgarro que podemos sentir, nos vamos a divertir". El disco fue producido por el factotum del último rock mexicano, Gustavo Santolalla, y grabado con músicos de los grupos de Beck y PJ Harvey, por lo que la contemporaneidad y la simpleza de su orquestación suponen una auténtica novedad en el rock cantado en castellano. Esto es voluntad de Erica de mezclar elementos diversos: "Primero me tengo que divertir yo con lo que hago y, para hacerlo, tengo que poder ir en cualquier dirección. Sola con un piano o con la guitarra me aburro. Si mezclo las dos cosas, ya no me aburro. Necesito un poco de todo y creo que ése es el signo de los tiempos que vivimos y que se basa en la recopilación de lo que conocemos. Hay muy pocas cosas netas: todos tenemos un poquito de Lennon, un poquito de Charly García, de lo que vino antes que nosotros. Pasa en la música, en el diseño, en la ropa, en el cine. Es raro encontrar a alguien que haga música estrictamente de los cincuenta o de los setenta".

Erica tiene también una reflexión para su país y para lo que está sucediendo allí: "Hace sólo poco tiempo no éramos capaces de ver la inmensa pobreza que existía en otras capas de población. Ahora lo que sucede es que el pobre ya sólo puede aspirar a mantener dignamente su pobreza".