ETA planeaba atentar en Nochevieja contra cinco grandes centros comerciales de Madrid
Los etarras llevaban en el coche 130 kilos de explosivo y tenían una habitación alquilada
El comando itinerante de ETA desarticulado en Madrid tras asesinar a un guardia civil y malherir a otro pretendía cometer en Nochevieja cinco atentados consecutivos contra otros tantos centros comerciales de la capital con los 130 kilos de explosivos que transportaban en el vehículo en el que fueron interceptados. Gotzon Aramburu y Jesús María Etxeberria acababan de montar las bombas en un descampado de Villalba (Madrid) cuando fueron abordados por los agentes Antonio Molina y Juan Aguilar. Se dirigían hacia el barrio de Vallecas, donde tenían alquilada una habitación desde el día 4.
Los datos sobre las intenciones criminales del grupo itinerante surgieron durante el interrogatorio conjunto que hicieron los servicios de Información del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil al etarra Etxeberria. Aramburu, con un balazo en el cuello y otro en el tórax, no ha podido ser interrogado porque sigue en estado grave en el hospital Puerta de Hierro.
Los terroristas habían llegado a Madrid el 4 de diciembre, un día después de hacer estallar un coche bomba en Santander, donde estuvieron alojados en un hostal en el que se halló una huella de Etxeberria. Como sus predecesores del comando Madrid, habían realquilado una habitación en el número 28 de la calle de Sierra Valle, a espaldas del estadio del Rayo Vallecano. Desde entonces habían recorrido la capital recopilando información para ejecutar sus crímenes.
Esta misma semana habían recogido el Ford Scort "que alguien les había traído" y ayer mismo, según ha declarado Etxeberria, regresaban a la capital tras montar las bombas en un descampado de Villalba, explicó el ministro del Interior, Ángel Acebes. Éste añadió que el etarra confesó que pensaban montar cinco bombas: una de 90 kilos y otras cuatro de diez kilos cada una. "Iban a colocar las bombas en la tarde-noche del 31 de diciembre, Nochevieja, para perpetrar una secuencia de explosiones en distintos centros comerciales", precisó el ministro.
Los etarras fueron abordados por los guardias civiles en la Nacional VI, pero poco antes habían sospechado de ellos al verlos circular por Collado. El ministro dijo que el agente herido, Juan Aguilar, le había contado que habían sospechado de los ocupantes del coche "porque habían pasado a su lado y habían intentado ocultarse las caras para evitar ser reconocidos. Por ello dieron media vuelta y se dirigieron a identificarlos, tras darles el alto en la carretera".
El plan de los terroristas era perpetrar los atentados y esconderse en la habitación que tenían alquilada en Vallecas. "ETA quería hacer una demostración de fuerza, con atentados de gran repercusión y alarma, aunque aún no sabemos si iban a hacer estallar las bombas dando un aviso o sin él". Acebes destacó que Antonio Molina, el agente asesinado, y su compañero herido habían evitado "una catástrofe de grandes dimensiones". El ministro no quiso especificar contra qué centros iban a atentar.
Molina, según los análisis balísticos, fue abatido por Etxebarria, que le pegó dos tiros a bocajarro. Uno de ellos le cortó la vena iliaca primitiva derecha, lo que le provocó una gran hemorragia que acabó con su vida. Pero antes pudo efectuar siete disparos, según fuentes de la investigación. Juan Aguilar, por su lado, le pegó dos tiros a Aramburu, uno de ellos en el cuello, antes de recibir un balazo en el brazo. Aramburu fue detenido por un tercer guardia, César Silos, que pasaba por la zona y que, tras dar la alarma, agarró el arma y los grilletes de su compañero persiguió al etarra herido.
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