El escocés errante
En 1998, antes de lanzarse Colin McRae Rally para PlayStation y PC, nadie apostaba por un juego de carreras en el que sólo se luchaba contra el cronómetro. En otros juegos los coches participaban simultáneamente como si fuera una carrera de fórmula 1; un hecho más divertido que deambular por los tramos. Pero Codemasters dio en el clavo y vendió millones de copias del primer Colin McRae Rally.
Cuatro años después y tras una segunda entrega bastante digna, el reto de Codemasters era demostrar que con las nuevas consolas su título sería aún mejor. Ha conseguido su objetivo a medias. Colin McRae Rally 3 es jugable y adictivo, pero tiene carencias visuales y una limitación de modos de juego. Los coches son los mejor representados. El motor de deformaciones es impresionante, siendo posible llegar a meta sin puertas, capó, faldones o neumáticos. Pero los escenarios pecan de una falta de número de polígonos, que proporcionan a la carretera un aspecto aristado que había quedado enterrado en el olvido. Las texturas del entorno y del público son de baja calidad si se comparan con el coche. Todo ello se ve agravado en la versión para PlayStation 2 donde el efecto de generación espontánea a la vista de montañas y árboles es muy patente. Estas deficiencias no afectan a la conducción, pero empañan la sensación de realismo en unas consolas capaces de mucho más.
Colin McRae Rally 3
Desarrolla: Codemasters Distribuye: Proein Plataforma: PlayStation 2, Xbox Género: Conducción Edad: Todos los públicos Precio: 60 euros (Playstation 2), 65 euros (Xbox) Internet: www.colinmcrae3.com
El hecho de que el protagonista es el piloto escocés y que no posee la licencia oficial de la WRC impide que aparezcan otros pilotos y equipos reales. Así que en el modo Campeonato sólo se puede correr con el Ford Focus y cuando se han ganado los seis rallies sólo se puede competir en el modo para dos o más jugadores.
El campeonato se desarrolla como en la vida real. A primera hora el equipo Ford pone a punto el coche. El jugador consulta el tiempo y el trazado de los tres próximos tramos para elegir neumáticos, suspensiones, chasis, relación motor y frenos. Cuando el cronómetro se pone a cero hay que pisar el acelerador, derrapar en las paellas y contravolantar en las curvas rápidas. Objetivo: pasar por los puntos de control en el menor tiempo posible. Hay que tener cuidado con los accidentes: tal como quede el coche al final del tramo, llegará al siguiente con la consecuente pérdida de prestaciones.
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